93-CORRER DESCALZO

UNA SENSACION NATURAL

Javier Sanmartín Soler

Los pies son los receptores más sensibles de nuestro cuerpo, responsables de la locución y del equilibrio. La mayor parte del día los pies se encuentran tapados por el calzado que usamos y los dedos tienen limitada su movilidad. Como consecuencia directa se generan deformaciones y atrofia que afectan directamente a la estructura del pie. Por esto es importante que les dediquemos algo de tiempo a los pies y a sus cuidados.

El hombre ha caminado descalzo desde tiempos inmemoriales y los pies se han adaptado a esta circunstancia sin problemas. El libro “Nacidos para correr” de Christopher McDougall en 2009 sirvió para popularizar esta práctica. En él se describe como los tarahumaras se colocan en las plantas de los pies un pedazo de neumático viejo que se atan a los tobillos con cuerdas para recorrer cientos de kilómetros.

Al ir descalzos nuestros pies estén en contacto con el suelo y la información comienza a fluir desde los pies hasta el cerebro. Esta información nos permite escuchar a nuestro cuerpo. Estamos diseñados para movernos y andar. Si queremos correr descalzos hay que tener en cuenta que el cuerpo necesitará un periodo de adaptación (sobre todo los pies). Por lo que lo haremos poco a poco, para que nuestros pies recuperen la grasa plantar que actúa como protección natural y se fortalezcan, ya que se encuentran debilitados (muscularmente) por el uso de zapatillas durante años.

Resulta que cuando corremos con zapatillas lo normal es dar zancadas largas apoyando primero el talón. Si lo hacemos descalzos los pasos se acortan y cambiamos instintivamente el apoyo del pie. Se realiza con la parte media o frontal y apenas se producen impactos (es el apoyo típico de los velocistas). Por lo que mejora la biomecánica del pie. Para poder correr descalzos lo ideal es que estemos acostumbrados a correr, para tener más desarrollada la musculatura en el pie y en la pantorrilla.

Corriendo descalzos aprenderemos a que el cuerpo se mueva de manera más natural, bajando el centro de gravedad reduciendo los riesgos de lesión. Con esto se consigue que el cuerpo aprenda a amortiguarse por sus propios medios sin necesitar de la amortiguación artificial que nos ofrecen las zapatillas.

Otra cosa que influye para poder correr descalzos es la técnica de carrera de cada persona. Además para correr descalzos hay que hacerlo de manera progresiva dejando que el cuerpo se acostumbre para no sufrir ningún tipo de lesión. Al principio correr descalzos nos puede resultar extraño ya que el pie desnudo se tiene que habituar a la nueva sensación de apoyo y además la piel se tiene que curtir, para que se endurezca y no aparezcan heridas, cortes , ampollas o rozaduras.

No se puede decir que correr descalzos cure dolencias pero tampoco las tiene que provocar. Las zapatillas protegen a nuestros pies de los impactos. Al correr descalzos el dolor nos enseña lo que hacemos mal, por lo que debemos aprender a escuchar al cuerpo y corregir los malos movimientos y las malas posturas que tengamos.

Para comenzar a correr en las distintas superficies primero deberíamos caminar por ellas. Para más tarde empezar a trotar para acostumbrar a los pies al terreno que progresivamente se irán endureciendo. Lo ideal será hacerlo primero en arena o hierba, para luego correr en cualquier tipo de terreno en el que nos lo propongamos.

Lo normal es que cuando empieces se sobrecarguen los gemelos, los tobillos, la espalda, etc... y que tengamos agujetas o sintamos dolores en la planta de los pies. Es común ya que vamos a usar músculos que hasta entonces no hemos utilizado de forma habitual y forma parte del proceso de adaptación. Con esto no quiero decir que este proceso obligatoriamente tenga que ser doloroso ya que dependiendo de la persona puede variar, pero por lo menos será molesto.

Es importante que cuando corramos lo hagamos de una forma relajada y natural ya que si corremos tensos, nuestra postura corporal no será la más adecuada y está tensión se traducirán en sobrecargas.

Lo siguiente que deberíamos hacer es escuchar a nuestro cuerpo para que él nos dicte cuando entrenar, cuando parar y cuanto descansar. Al principio no te debes preocupar por la distancia recorrida, el tiempo que has empleado y la velocidad a la que has ido. Con el tiempo te sentirás más cómodo y tu mismo incrementarás y mejorarás estos parámetros.

También será normal sufrir algún pequeño corte o que pisemos algo que nos haga daño. Por lo que al correr estaremos atentos y observaremos frecuentemente por donde vamos a pisar. Con todo lo dicho anteriormente mejoraremos nuestra técnica de carrera, correremos de una forma más segura y eficiente y volveremos a reencontrarnos con nuestra verdadera esencia.