91-DESGASTE ARTICULAR
LAS CONSECUENCIAS DE CORRER
Javier Sanmartín Soler


Correr es una actividad que contribuye a combatir/prevenir la artrosis y el desgaste propio de las articulaciones. Hay estudios que dicen que correr puede retrasar la aparición de estos problemas más de 10 años, haciéndolo semanalmente de 2 a 3 horas. Las modalidades más peligrosas a la hora de lesionarse son las carreras de fuerza-explosiva (ej: 100 metros lisos) y las carreras de larga distancia. Pero al correr largas distancias tenemos que ser conscientes de que se va a producir un desgaste mayor en nuestro cuerpo. Este desgaste articular viene favorecido por la frecuencia, la intensidad y la duración de la carrera. A la hora de correr debemos prestar atención a nivel articular:
A los pies.
Los tobillos.
Las rodillas.
La cadera.
Para poder preparar nuestro cuerpo para correr grandes distancias es necesario mejorar la fuerza, la resistencia y el tono muscular. Pero existen algunos factores que pueden limitar la actividad de la carrera a pie, como las anomalías anatómicas propias del corredor que pueden ser los pies planos, debilidad en las rodillas, la displasia de la cadera, etc...
Tenemos que tener en cuenta que al correr el sistema músculo-esquelético está sometido a grandes y continuas presiones que a la larga pueden derivar en problemas articulares. El desgaste articular se produce como consecuencia de la pérdida de los principales constituyentes del cartílago. Los corredores habituales tienen que vigilar este desgaste que normalmente se suele producir en la rodilla.
Los corredores jóvenes pueden sufrir lesiones si realizan determinadas carreras en épocas de crecimiento. Sin embargo los corredores de edad avanzada tienen que tener cuidado, saber compensar el desgaste natural debido al paso del tiempo y conocer sus limitaciones. Por lo que en general lo que se puede hacer es anticiparse a las lesiones que posiblemente podamos desarrollar en un futuro.
La nutrición del cartílago en nuestras articulaciones se produce gracias al líquido sinovial que es el encargado de facilitar los nutrientes necesarios para que el cartílago se pueda regenerar después de realizar ejercicio. Lo ideal es que la regeneración sea mayor que el desgaste para no tener ningún problema a nivel articular. Cuando la regeneración es insuficiente y el desgaste es mayor surge el problema.
Lo recomendable es llevar una vida sana en cuanto a hábitos, alimentación, hidratación, descanso y deporte para contribuir de una forma natural a la formación y regeneración del cartílago. Lo que todo corredor persigue en la medida de sus posibilidades a largo plazo, es no tener ninguna lesión y así poder alargar su vida deportiva.
Hay que alejarse de los mitos que dicen que correr desgasta las articulaciones, sobre todo las rodillas, ya que son falsos. Las articulaciones, huesos, tendones y músculos están diseñados para utilizarse durante muchos años y en realidad practicar la carrera a pie con habitualidad produce un efecto protector sobre nuestro organismo. Por lo que se puede decir que en general los beneficios de correr son aplicables a todas las edades.
Los consejos para evitar un desgaste prematuro articular son:
Es importante que para no sobrecargar las articulaciones con un exceso de peso, estemos en nuestro peso correcto.
Debemos evitar la inactividad física que producirá tener un bajo tono muscular.
Tenemos que prestar atención a nuestra postura al correr ya que hay que tener una buena técnica de carrera si no queremos que nuestro cuerpo sufra más de lo debido.
Llevar una vida sana.
Hay que usar un calzado apropiado para correr.
Las zapatillas son las encargadas de soportar el peso de todo el cuerpo en cada paso. Como consecuencia las articulaciones del pie, la rodilla y la cadera son las que más se resienten. Las zapatillas deben ser lo suficientemente amortiguadas como para que puedan absorber los continuos impactos que se producen al correr. Por lo que estaremos pendientes de su desgaste, de su deterioro y de la pérdida de propiedades para sustituirlas cuando sea necesario. También debemos tener en cuenta sobre que superficie corremos a la hora de disipar el impacto en cada pisada y que las articulaciones sufran lo menos posible.
Debemos escuchar a nuestro cuerpo y fijarnos en cualquier dolor para atajar el problema si se presenta sin agravarlo. Cuando tengamos una molestia a nivel articular después de entrenar habrá que vigilar su evolución y si con el paso del tiempo no desaparece habrá que acudir al médico y no dejarlo pasar.
Lo que se pretende es preservar la salud del corredor a nivel articular para poder continuar haciendo deporte. Hay que pensar que la práctica inadecuada de algunos deportes pueden llevar a exponernos a ciertos riesgos que nos lleven a una lesión y que repercutan en nuestra futura calidad de vida. La suplementación también puede ayudar a reducir el desgaste articular y se suele utilizar entre otros el ácido hialurónico y el cartílago de tiburón. Finalmente para los casos más graves hay que recurrir a la cirugía reparadora.