63-HUESOS

COMO MANTENERLOS FUERTES

Javier Sanmartín Soler

Los huesos al igual que los músculos se atrofian si no los ejercitamos. Por lo que debemos hacer deporte con regularidad para mantener su fortaleza. Los huesos se van reconstruyendo y regenerando para poder soportar el ejercicio. La carrera a pie es un ejercicio de impacto que beneficia a los huesos ya que al someter a estos a un estrés continuo, se favorece la fijación del calcio en los huesos y se reduce la pérdida de masa ósea.


Para comenzar diremos que el cuerpo esta constituido por materiales sumamente resistentes llamados huesos. En total 206 huesos y los bebés suelen tener más huesos, pero durante el crecimiento se fusionan. El conjunto de huesos y cartílagos forman el esqueleto. Gracias a ellos podemos movernos ya que si no los tuviéramos el músculo no tendría a que adherirse para moverse.

Los huesos del esqueleto están formados por células y una matriz orgánica calcificada que proporcionan soporte para los tejidos blandos. Junto a los músculos actúan como palancas para permitir el movimiento de las diferentes partes del cuerpo. Las funciones de los huesos son:

  • Sirven de inserción de músculos y tendones.

  • Sostienen el cuerpo.

  • Protegen el contenido de cavidades.

  • Actúan como un depósito de minerales.

Las células que forman los huesos son de tres tipos:

  • Los osteoblastos. Que son los responsables de la formación del tejido óseo.

  • Los osteocitos. Son las células que forman el tejido óseo adulto.

  • Los osteoclastos. Colaboran en la formación del hueso, eliminan el hueso de mala calidad o el que ha perdido sus cualidades (resistencia y elasticidad). Lo deshacen y lo reabsorben.

Tipos de huesos:

Largos (ej: la tibia, el radio, el peroné, el fémur...). Constan de un cuerpo central y dos extremos. Actúan como palancas del movimiento.

Cortos (ej: las huesos del carpo y tarso). Son de pequeño tamaño y forma diversa. Su función es la de transmitir la fuerza.


Planos (ej: el cráneo, las costillas, escápula, omóplato...). Son de formas y dimensiones diversas. Protegen órganos o sirven para la inserción muscular.


Irregulares (ej: las vértebras). No presentan forma predominante. Sus funciones son variables aunque la más importante es la protección del sistema nervioso central.

Los huesos están formados por una sustancia blanda (osteína) y por una sustancia dura (sales minerales de calcio y fósforo). Constituyen un importante depósito de minerales, que son esenciales para el desarrollo del organismo y ciertos procesos metabólicos. El organismo toma el fósforo y el calcio que necesita de los fluidos extracelulares almacenados en los huesos, de forma que el esqueleto actúa como depósito y como regulador.


Una fractura es la rotura total o parcial de un hueso. O dicho de otra manera, es la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea o cartilaginosa a consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superan la elasticidad del hueso. Las fracturas se pueden clasifican:

  • Según el estado de la piel.

  • Según el mecanismo de producción.

  • Según su localización.

  • Según el trazo.

  • Según la desviación de fragmentos.

Corriendo habrá que tener cuidado con las fracturas que se pueden producir como resultado de un mal apoyo y las fracturas que se produzcan por estrés. Este tipo de lesiones probablemente nos mantendrán apartados de correr durante unos meses.

Fractura por estrés

Los corredores que realizan la carrera a pie con cierta frecuencia y sobre todo los ultra fondistas pueden sufrir este tipo de fracturas, que se suelen producir principalmente por dos motivos:

  • Por una mala técnica.

  • Por sobre entrenamiento.

Ocurren como consecuencia de una reiteración prolongada en el tiempo y repetitiva de fuerzas o micro traumatismos de bajo impacto, que se producen en las zonas de presión o de excesivo roce. Lo que se traduce en una sobrecarga mecánica continuada.


Los huesos están formados por colágeno. Este material se encarga de reponer los desperfectos que pueden sufrir los huesos y de reparar los daños producidos. Si los daños superan la capacidad regenerativa de este material es cuando se crea la temida fractura. Debido al impacto, los huesos más frecuentes de sufrir este tipo de fractura en corredores de fondo son:

  • El maléolo interno del tobillo.

  • Los metatarsos del pie.

Inicialmente se siente un dolor moderado, debido a la continua actividad de correr que se acentúa con el tiempo. Llegados a este punto si se guarda reposo es suficiente para evitarla. Durante un tiempo podemos realizar otros deportes que no tengan un elevado impacto para nuestras articulaciones como por ejemplo nadar, para no perder la forma física. Pasado un tiempo y si las molestias desaparecen podemos volver a entrenar la carrera a pie.


Pero si no guardamos el debido reposo y seguimos corriendo sin hacer caso a las señales de nuestro cuerpo, el hueso poco a poco se va fisurando, hasta que finalmente se fractura. Los síntomas pueden durar semanas y suelen ser dolor localizado, enrojecimiento, edema y aumento de la temperatura.
En ocasiones no resulta fácil distinguir una fractura por estrés ya que podemos confundirlas con lesiones musculares, por lo que si sufrimos un dolor continuado lo aconsejable será descansar y si los síntomas no desaparecen debemos acudir al médico para que nos realicen alguna prueba para determinar la posible lesión. Las fracturas se pueden dividir atendiendo al origen de su producción en dos tipos:

  • Fracturas por debilidad . Son el resultado de deficiencias óseas (se suelen dar en ancianos, niños, personas propensas al desarrollo de esta lesión, etc...)

  • Fracturas por fatiga. Este tipo de fracturas suele dar en deportistas. Se producen como consecuencia de una desmesurada y continua actividad realizada, como por ejemplo correr. Poco a poco se produce el debilitamiento del hueso hasta que no puede aguantar más. Evidentemente esta es la fractura que nos suele afectar como corredores.

Estas fracturas no suelen implicar traumatismos para la estructura ósea dañada, por lo que a la hora de la recuperación esto les favorece y facilita la rehabilitación. El tiempo de recuperación tras una fractura por estrés oscila entre seis y ocho semanas, en las que tendremos que guardar reposo. Para evitar a la larga estas fracturas, podemos realizar varias cosas para prevenir su patología:

1- Ir al podólogo. Para que nos realice un estudio biomecánico del pie y ver si necesitamos modificar su posición mediante el uso de plantillas para conseguir un apoyo correcto.
2- Vigilar las zapatillas y su desgaste comprobando que tengamos la amortiguación necesaria.
3- Respetar las pautas de descanso que marque nuestro cuerpo y que el entrenamiento no se convierta en una obligación.
4- Fortalecer los músculos en general ya que ellos son los que sostienen a los huesos.
5- También un buen aporte de minerales y nutrientes a través de la alimentación, será clave para mantener la salud de los huesos.