44-LESIONES
LAS MAS COMUNES AL CORRER
Javier Sanmartín Soler


A continuación vamos a tratar las lesiones más comunes en los corredores independientemente de su nivel. No suelen tener la gravedad de una lesión más importante pero si no se tratan correctamente o se agravan finalmente habrá que optar por operar quirúrgicamente. Estas lesiones típicas se producen por una mala pisada o por una sobrecarga y son:
Los esguinces de tobillo.
La fascitis plantar.
La tendinitis del peroneo.
El síndrome piramidal.
Esguinces de tobillo: Son una de las lesiones más comunes sin tener que ser deportista y es frecuente encontrarla en las urgencias de cualquier hospital. Suele tratarse de una lesión benigna sin consecuencias graves a medio plazo. Es importante tener un diagnostico correcto del esguince para saber a que atenernos y para no provocar una lesión crónica en el tobillo y realizar el tratamiento adecuado.
Se producen en la parte externa del pie cuando se tuerce el tobillo (interna o externamente) durante la pisada mientras el peso de nuestro cuerpo recae sobre él. Como consecuencia se dañan los ligamentos del tobillo. Por lo general aparecen cuando nos encontramos con un cambio inesperado de la superficie y el pie gira bruscamente en un movimiento de inversión forzado y se produce una distensión/rotura del ligamento que provocará dolor e impotencia funcional. Los esguinces tienen diferentes niveles de gravedad, algunos apenas molestan y otros pueden ser tan dolorosos que impiden caminar.
Primer grado. Es un esguince leve de tobillo y los síntomas son dolor e hinchazón leve en la que existe un estiramiento de los ligamentos. Este tipo de esguinces nos permite andar aunque con dolor y dificultad. Para recuperarse se realizan vendajes funcionales o neuromusculares. Se suelen curar pasados 10 o 20 días.
Segundo grado. En este tipo de esguince existe un desgarro de las fibras ligamentosas mayor lo que se traduce en una inestabilidad en la articulación por lo que será necesario inmovilizarla unos días. Los síntomas son dolor, inflamación y se puede producir la rotura de capilares sanguíneos que provoca la aparición de un hematoma. En este caso el tiempo de recuperación será mayor entre 20 y 40 días y habrá que inmovilizar el tobillo con vendajes.
Tercer grado. Son los más graves y en ellos se produce la ruptura total o muy importante del ligamento y una gran inestabilidad en la articulación. El dolor y la inflamación son tan fuertes que nos resulta imposible la carga de peso (andar o apoyar el pie en el suelo) durante semanas. El tiempo de recuperación es de unos 50 y 60 días. Para su tratamiento hay que inmovilizar la articulación del tobillo y andar con muletas.
En esguinces de 2º y 3º grado se deben tomar antiinflamatorios y acudir al fisioterapeuta para que nos movilice articularmente las estructuras óseas del tobillo. La falta de recuperación o un tratamiento inadecuado en los esguinces de tobillo pueden provocar un debilitamiento crónico del tobillo lo que puede desembocar en que seamos propensos a sufrir nuevas torceduras. Para evitar los esguinces debemos fortalecer los ligamentos y la musculatura de la pierna con ejercicios específicos y para volver a correr después de uno lo debemos hacer de una forma progresiva.
Fascitis plantar: La fascia plantar es la envoltura que cubre los músculos de la bóveda del pie y que va desde el talón a los dedos. Su función es la de proporcionar estabilidad al arco del pie y amortiguación de los impactos absorbiendo y devolviendo la energía que se produce cuando el pie impacta contra el suelo. Se produce una inflamación de la fascia plantar debido a las continuas tracciones y propulsión del pie.
Los músculos, ligamentos o huesos pueden afectar a esta fascia produciendo una irritación. El síntoma más característico es el dolor en el talón aunque también puede doler a lo largo de la planta del pie. Al lesionarse la fascia el dolor es más sensible en toda la bóveda plantar.
Los que habitualmente padecen esta lesión se levantan de la cama ya con dolores molestos en el pie. En los corredores suele molestar al comenzar a correr, luego desaparece y finalmente regresa con mayor fuerza. Esta lesión puede deberse a un cambio de zapatillas, o que estas estén desgastadas y no posean la suficiente amortiguación o que hayamos modificado la pisada. Los motivos por los que generalmente suele aparecer esta lesión en corredores son los siguientes:
Correr por terrenos duros.
Entrenamiento inadecuado.
Mala pisada.
Calzado inadecuado.
Lo más normal es que las molestias sean pasajeras y desaparezcan por si solas, pero a veces persisten. La fascitis plantar si se trata con rapidez se puede neutralizar a corto plazo, pero si no le prestamos la atención debida puede convertirse en una lesión crónica que puede alargarse en el tiempo. Ante los primeros síntomas de esta lesión debemos acudir al médico o al fisio y combinarlo con antiinflamatorios. Si posteriormente queremos seguir entrenando debemos reducir la carga del entrenamiento (volumen e intensidad) para evitar agravar el cuadro médico. Dentro de los métodos que como corredores podemos realizar para neutralizar la fascitis plantar se encuentran:
Los estiramientos.
Los masajes.
Ejercicios específicos.
Aplicar hielo.
Los vendajes.
Usar plantillas.
Muchas personas que sufren esta lesión consiguen reducir los síntomas con un calzado adecuado. Una buena elección de las zapatillas es importante para evitar este tipo de problemas (se debe buscar un buen apoyo para el pie y el tobillo). Con respecto al talón de la zapatilla a de tener una buena amortiguación para reducir la tensión de la fascia plantar.
Tendinitis del peroneo: Los tendones son cintas de tejido que se encargan de unir el músculo con el hueso. En cada pie existen dos tendones peroneos (uno largo y uno corto) que comienzan en la parte alta de la pierna y discurren paralelos por detrás del hueso exterior del tobillo. Se insertan uno en la parte interna del pie y otro en la parte externa. Su función es ayudar a mover el tobillo hacia abajo, lateralmente y hacia los lados. Así diremos que la tendinitis de uno o de ambos tendones peroneos es una inflamación debida al exceso de uso de estos tendones. Los síntomas más comunes en este tipo de lesión son:
Dolor esporádico.
Hinchazón.
Calor en la zona.
Inestabilidad del tobillo.
Estos síntomas se suelen centrar en la parte lateral del tobillo. Esta lesión puede venir como resultado de una sobrecarga o por un esguince. Las lesiones más frecuentes en los tendones peroneos son la tendinitis y los desgarros. Si estas lesiones no se diagnostican correctamente o no se ponen los medios adecuados pueden dar lugar a lesiones más graves.
Las lesiones de los tendones peroneos son fáciles de reconocer ya que en la mayoría de casos el dolor y la inestabilidad del tobillo es evidente. Lo normal es que acudamos al médico al notar estos síntomas para verificar el alcance de la lesión. Esta lesión se puede clasificar en dos categorías:
Aguda. Cuando aparece de repente.
Crónica. Cuando se prolonga en el tiempo.
El tratamiento para este tipo de lesión dependerá del grado en que afecte a los tendones peroneos. Pero la mayoría de las veces habrá que guardar reposo para la recuperación. Para casos más graves hay que:
Tomar medicación.
Inmovilizar.
Realizar terapias (frío, calor, ultrasonidos...)
Ortesis (es el uso temporal de aparatos /dispositivos/férulas que corrigen o facilitan la función del aparato locomotor).
En el peor de los casos si los tratamientos anteriores no funcionan o existe una subluxación habrá que recurrir a la cirugía para reparar los tendones y estructuras de apoyo del pie. Después de la cirugía hay que hacer una terapia física para recuperar la movilidad y elasticidad de los tendones.
Síndrome piramidal: El piramidal es un músculo pequeño localizado en la pelvis que se utiliza en el gesto de correr. Tiene la función de rotar la cadera hacia afuera y separa la pierna hacia afuera (abducción). Este músculo es importante para los corredores ya que proporciona un movimiento fluido de la cadera y de las piernas al correr.
El síndrome del piramidal se produce por un pinzamiento del nervio ciático. Produce un dolor (latigazo en el glúteo o quemazo) o un hormigueo localizado en la nalga que puede irradiar a la parte posterior del muslo y no nos permitirá correr. Además su recuperación puede durar hasta varias semanas. Las principales causas que originan el síndrome piramidal son las siguientes:
Correr en terrenos duros.
Sobrecarga.
No estirar.
Debemos acudir al fisioterapeuta para reducir la contractura y liberar el nervio ciático de su pinzamiento. Para tratar este tipo de lesión se requiere reposo, tratamiento con hielo y diferentes terapias. Cundo fracasen los medios anteriores habrá que considerar las infiltraciones y como último recurso la cirugía.