43-PRECAUCIONES
COSAS QUE HAY QUE TENER EN CUENTA
Javier Sanmartín Soler


No es lo mismo correr por un camino ancho y llano sin ningún tipo de dificultad que por una bajada técnica de montaña. Dependiendo de la zona y de la superficie del terreno por donde estemos corriendo debemos tener los cinco sentidos más o menos despiertos.
Respecto a las rocas que forman el suelo y que nos vayamos encontrando a lo largo del camino pueden ser de diferentes maneras y formas. Las rocas que se suelen encontrar en las playas y en la costa son porosas y tienen los bordes afilados debido a la erosión (este tipo de rocas es más peligroso si nos caemos corriendo). Sin embargo las piedras que se encuentran en los caminos por donde corremos suelen ser resbaladizas cuando se mojan.
Al caminar o correr por zonas donde haya rocas o piedras mojadas lo deberemos hacer con mucho cuidado ya que puede ser una imprudencia y debemos usar zapatillas con suela de goma para evitar resbalones y caídas innecesarias. De realizarlo con unas zapatillas viejas o con la suela desgastada que no agarre lo suficiente podemos arriesgarnos a tener una mala caída y probablemente lesionarnos. Es importante tener a las rocas en todo momento presentes para no tropezar con ellas ni resbalarnos ya que suponen un riesgo añadido para nuestra integridad.
Cuando las rocas se rompen en pedazos más y más pequeños se convierten en arena que mezclada con el agua forma el barro. Con el barro también debemos tomar ciertas precauciones. El barro suele encontrarse en pantanos, canales, caminos, balsas... en sus orillas y en el fondo. Si se pisa puede resultar peligroso al no saber reaccionar correctamente el corredor. Son terrenos muy inestables. El peligro reside en mezclar un entorno en el que haya agua y barro ya que serán habituales los resbalones.
También hay entornos donde existen hojas, musgo y pan de rana en las orillas, cerca de un cauce de agua y en sus proximidades que suponen un riesgo añadido ya que al pisarlos es posible que resbalemos y si a esto le sumamos la humedad que puede existir en ese entorno, lo raro será no caernos. Las hojas húmedas mezcladas con suciedad o tierra son tremendamente resbaladizas al igual que el pan de rana o alga verde que encontraremos en las orillas de los ríos, balsas, charcas...
Con respecto al musgo también hay que decir puede crecer entre los huecos que hay entre las piedras creando la falsa sensación (visual) de seguridad al pisar y lejos de esto, podemos torcernos o fracturarnos alguna extremidad. Con la nieve ocurre lo mismo y habrá que adoptar precauciones. En las zonas arboladas también hay que estar pendientes de las raíces que puedan salir del suelo con el consiguiente peligro de pisar mal y hacernos un esguince.
Correr en las diferentes superficies que existen tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Al hacerlo sobre superficies duras (ej: asfalto) en las que el terreno es estable, corremos más riesgo de lesionarnos debido a los continuos impactos que supone el ejercicio de la carrera y que el cuerpo tendrá que absorber (cuanto más dura la superficie mayor riesgo).
Correr sobre superficies blandas (ej: arena, césped) supone que el terreno es más amortiguado pero suele ser más irregular por lo que tendremos mayor riesgo de torceduras, esguinces... El problema de correr por superficies irregulares es que tenemos que estar muy pendientes del terreno y sus dificultades (en superficies llanas no existe tanta complicación) ya que tendremos que tener los tobillos fuertes y entrenados para no sufrir ningún tipo de lesión o sobrecarga.
Es conveniente que antes de empezar a correr por una determinada superficie como la que nos podemos encontrar en la montaña nuestro cuerpo esté habituado previamente a la carrera a pie por otras superficies que sean más asequibles para el corredor y el nivel que posea. Al hacerlo habrá que estar pendiente de:
Fijarse continuamente e ir inspeccionando el terreno antes de pisarlo para anticiparnos a algún peligro.
Que el terreno no esté resbaladizo (cuidado con la humedad, la suciedad y el rocío de las mañanas).
Prestar atención a los obstáculos que puedan aparecer en el camino para no tropezarnos.
Las zapatillas dependiendo del terreno en el que vayamos a usarlas y de su estado de conservación también pueden influir a favor o en contra de nuestro rendimiento e integridad. Si corremos por trazados que requieren una atención especial de nuestros sentidos como puede ser por una bajada técnica es mejor que las zapatillas se encuentren en óptimas condiciones y evitaremos cualquier tipo de sorpresas.