296-MI UNIVERSO. VERANO 2024

TERMINAR LAS TAREAS

Javier Sanmartín Soler

El mes de agosto del año 2024 lo iba a pasar entero con Mara. El día 1 la recogí a medio día y fuimos a comprar unas cosas en un centro comercial. Aprovechamos y nos quedamos a comer en un restaurante. Mara se pidió una hamburguesa y de postre crepes con chocolate, plátano y fresas. Yo me tomé un sándwich vegetal. Después de eso fuimos a un almacén de bricolaje ya que tenía que comprar unas cosas. Luego fuimos a casa para hacer una maleta y nos subimos al pueblo.

La idea era la de pasar el verano allí. Estaríamos alojados en la casa de mi tía. Así yo aprovecharía para terminar el muro que tenía aún pendiente del año pasado y diversos trabajos que había que hacer. Pero para mi suerte ya no había que trabajar tanto como el año anterior. Mara estaría entretenida todo el mes ya que tenía bastantes amistades. Nada más llegar al pueblo ya la estaban esperando para ir a la piscina. Para lo pequeño que era el pueblo tenía un grupo numeroso de amigas y no se iba a aburrir.

Los primeros me lo tomé con calma y alternaba trabajo con descanso. Por las mañanas hacía alguna tarea hasta la hora de comer y por las tardes entrenaba. Todos los días iba hasta el pantano corriendo y si hacía calor aprovechaba y me daba un baño. Me gustaba bañarme donde no había gente y no se oía ningún ruido. No me alejaba mucho de la orilla puesto que no quería asumir riesgos innecesarios. Me conformaba con sentarme y que el agua cubriera mis hombros. Me relajaba y disfrutaba de la paz y del silencio. Permanecía así durante unos diez minutos y luego volvía a correr hasta casa.

Por las tardes las temperaturas eran altas por lo que debía refrescarme e hidratarme continuamente cuando salía a correr. Además intentaba hacerlo a última hora de la tarde. Lo que pasaba era que al correr varias horas y además bañarme, tenía que salir de casa como tarde a las 18:30 h. El día acortaba más que el mes anterior y la idea era estar en el pueblo antes de las 21 h. Por lo que la primera hora que salía a correr era la complicada por el calor.

El día 13 de agosto había riesgo alto de tormentas por toda la provincia y llovió con una fuerte intensidad. Me pilló de lleno y me mojé por completo. El agua caía con ganas y no encontré refugio. Intenté resguardarme debajo de un árbol, pero llovía tanto que de nada sirvió. En unos minutos el agua inundó la carretera por lo que dejé de correr un rato. El agua no estaba fría y no hacía viento excesivo por lo que cuando cesara la intensidad volvería a correr. Al rato seguía lloviendo pero no tan intensamente. Comencé a correr, por encima de mi cabeza veía los relámpagos y escuchaba los truenos pero no parecía peligroso. Estar completamente mojado no me molestaba y resultaba hasta agradable. Ese día solo pude correr un poco más de una hora pero era más que suficiente.

Los demás días siguieron con varias olas de calor y se alcanzaron casi los 40ºC. Pero lo que más molestaba a la hora de correr eran los mosquitos. Cada vez que me paraba a coger agua en el río tenía que hacerlo rápido ya que si no se me comían vivo. Ese mes también había entrenado bastante más en comparación con el año anterior. Se suponía que era un mes de descanso y entrené como un mes cualquiera.

La segunda quincena del mes me dediqué al trabajo duro de albañilería en el muro. No me apetecía nada pero tenía que hacerlo. El año anterior ya lo había dejado seguro y este año quería dejar el lado que daba a la calle mejor terminado. Así que durante diez días estuve dando varias capas para dejarlo mejor. Gasté 113 sacos de cemento que junto a los 192 sacos del año anterior sumaban un total de 305 sacos. Al final había utilizado 7.625 Kg de mortero o lo que era lo mismo el peso de unos seis coches. Por lo que estaba satisfecho ya que tenía la seguridad de que ya no se podría caer. En cuanto al acabado se podía mejorar, pero era bastante trabajo y de momento así se iba a quedar.

Como por suerte en verano no había gastado mucho dinero antes de terminar el mes decidí amortizar algo de la hipoteca. Al adelantar diez cuotas me ahorra otras dos por lo que quité un año de hipoteca. Esperaba no arrepentirme ya que septiembre era un mes complicado en cuanto a gastos pero era un esfuerzo que quería hacer.

Mara se pegó un verano espectacular en el que disfrutó mucho y a finales de mes tenía las fiestas del pueblo. En unas semanas iba a empezar el instituto y de momento se merecía un descanso, ya que durante el curso anterior se había esforzado y había sacado buenas notas.