291-MI UNIVERSO. LA INVISIBILIDAD
LAS REDES SOCIALES
Javier Sanmartín Soler


Al llevar una vida tranquila no quería exponerme ni tener protagonismo en ninguna de las redes sociales. En general ya abusaba bastante de la tecnología ya que todo el que tiene un teléfono lo suele hacer. Compramos más, gastamos más y nos intentan vender cosas que no necesitamos. Todo es mucho más accesible y nos intentan generar una necesidad por consumir constantemente.
Por eso hay que tener cuidado ya que la tecnología puesto que puede ser un arma de doble filo. Se supone que es una herramienta accesible para todos de conocimientos, información y entretenimiento. Pero también puede esconder otros peligros que no todo el mundo puede ver y generar ciertas patologías que pueden ser perjudiciales. Por eso y como todo en la vida hay que tener talento y no abusar.
La mayoría de las personas jóvenes y las de mi edad tenían algún tipo de perfil en alguna de ellas. Las más famosas son Instagram, X, Tick Tock, You Tube, Twitter, Snapchat...y yo apenas tenía contacto con un par. Lo mío era realizar consultas en Google. En X hacía años había creado un perfil que apenas utilizaba en un intento por modernizarme. Fue más por curiosidad que otra cosa pero pronto comprendí que eso no era lo mío. Lo único que veía con cierta frecuencia eran videos en You Tube, me interesaban sobre todo la música y el deporte, los veía en el gimnasio mientras corría en la cinta. Lo hacía para entretenerme y si no entrenaba apenas lo usaba.
Pero aun así en los tiempos que vivimos nadie pasaba desapercibido y aunque no quieras te tienes que exponer al mundo digital. Casi todo el mundo tiene un correo electrónico o un teléfono con WhatsApp y ese era mi caso. El correo electrónico era una cosa imprescindible ya que cualquier notificación del banco, de hacienda, de tráfico, del ayuntamiento, de mis seguros o recibos... la recibía por este medio. Respecto al WhatsApp era algo útil puesto que con los mensajes me mantenía informado de lo que podía pasar. Podía irme a correr tranquilo y cuando regresaba solo tenía que leerlos. Pero tampoco le daba un uso abusivo y escribía pocos mensajes.
Para que os hagáis una idea de lo tranquilo que vivía mi agenda del teléfono tenía menos de cien contactos y la mitad me sobraban. Casi todos mis contactos eran relacionados con el trabajo o con algún tipo de interés que podía tener como por ejemplo el banco, los seguros, el colegio de Mara, etc...Sin embargo la agenda de mi amigo Adolfo era más extensa ya que tenía unos mil contactos telefónicos y no recordaba ni los grupos de WhatsApp en los que estaba metido. Su vida social era opuesta a la mía ya que siempre estaba ocupado y le gustaba.
Apenas tenía visibilidad lo que hacía ya que no me promocionaba por las redes sociales. No me gusta el postureo ni aparentar. Aun así, era inevitable dejar un pequeño rastro cuando participaba en alguna competición. Por suerte para mí no había imágenes para que nadie me pudiera reconocer.
Aunque la mayoría de la gente es lo que buscaba, una imagen para poder subir a sus redes y que todos le alaben y le feliciten por sus logros. De cuidar su imagen en internet y aparentar que es un triunfador, aunque luego sea todo lo contrario. No me gustaba porque no todo lo que reluce es oro. Seguro que había mucha gente que hacía las cosas bien pero es que al abrigo de eso también había mucho aprovechado que utilizaba la tecnología para promocionarse y no tenía escrúpulos. Cada uno podía elegir con que grado implicarse y en mi caso era con lo mínimo. Sabía que pertenecía a una minoría ya que la gente se comprometía mucho más con las redes sociales pero es que no les encontraba mucho sentido.
Podía entender que durante un rato supusieran una distracción, eso estaba bien. El problema es que la gente abusaba y se enganchaba. El resultado era que perdían demasiado tiempo en ellas sin sacarles nada de provecho. Vamos que de usarlas correctamente y con el fin con el que se habían creado la gente les daba un uso indebido y excesivo. Al final les dedicaban muchas horas y desperdiciaban el tiempo sin darse cuenta.
Si eres una persona atareada el tiempo es un recurso escaso y hay que optimizarlo. Supongo que eso es lo mismo que pensarían de mi a la hora de correr. ¡Qué pérdida de tiempo! Pero bueno, cada uno hace lo que le gusta. Para mi tenía mucho más sentido hacer deporte, sudar, salir a la calle y tener contacto con el exterior que pasarme horas encerrado mirando una pantalla que no te aporta nada. En fin, de todo tiene que haber y cada uno es libre de perder su tiempo en lo que decida.