290-MI UNIVERSO. LA GOTA DE AGUA

HAY QUE SER CONSTANTE

Javier Sanmartín Soler

Una gota de agua puede parecer algo insignificante pero no hay que subestimar el poder que tiene. Con una sola gota se puede desbordar un vaso o ser la chispa que inicie toda una revolución. El agua puede perforar una roca, no lo hace por su fuerza sino por su constancia. La gota poco a poco consigue erosionar la roca y al final la fractura., es cuestión de tiempo. Por eso triunfa el que nunca se rinde.

Todos los días entrenaba, me gustaba y era mi pasatiempo. Así me mantenía en forma y me encontraba bien. Era un hábito adquirido y no lo quería dejar. Era la forma de demostrar que yo también era tenaz y que lo que me proponía lo conseguía. Después de entrenar sentía bienestar en mi cuerpo, era un yonki del deporte. En mi cabeza desde que me levantaba siempre buscaba un hueco a lo largo del día para correr. Se me daba bien entrenar y planificar las carreras. Pero no era competitivo ya que nunca me ataba a horarios ni rutinas. Por eso entrenaba cuando podía y sin depender de nadie. Para mi era lo mejor y lo que más me convenía. Yo mismo marcaba las pautas y me organizaba bien para poder abarcar más. Así conseguía optimizar todos mis recursos y como no me iba mal no pensaba cambiar de método.

Para correr hay que ser constante, eso es así. Ser constante significa no darse por vencido y crecer ante las adversidades. Las personas que son constantes se han ido haciendo a base de pequeñas renuncias y con el tiempo forjan una personalidad estable, fuerte, madura y firme. Cuando corremos se ejercitan la mayoría de los músculos del cuerpo y existe un fuerte impacto articular. Vamos que correr no es una tarea sencilla puesto que si uno no está bien físicamente en seguida lo va a notar. Por eso el cuerpo se tiene que habituar a esta actividad y hay que ser constante e intentar correr con cierta frecuencia.

Al principio es complicado y cuesta pero luego se va haciendo más fácil. Cuando entrenas de forma habitual el cuerpo soporta mejor el estrés del ejercicio y cuesta menos hacerlo. El esfuerzo se va acumulando y con ello se consigue un cambio duradero. Después de eso hay que acostumbrarse a entrenar en cualquier circunstancia (cansado, con molestias, sin ganas...) ya que así se aprende a trabajar la motivación y se progresa.

Pero todo esto no solo hay que aplicarlo al deporte sino también a la vida en general. Yo hacía lo que podía con lo que tenía. Las cosas que comenzaba o con las que me comprometía las terminaba. Intentaba ser constante y productivo. Cumplía con mis tareas y obligaciones. Si se acumulaban, hasta que no terminaba una no empezaba otra e intentaba no agobiarme. No me dejaba nada.

Al final todas estas cosas influyen y se convierten en un hábito de vida ya que aportan numerosas ventajas. Las principales son:

Respeto y autoconfianza, puesto que aprendes a valorarte.

Concentración, que te permite mantenerte enfocado en una meta.

Tener buena salud, ya que afinas el cuerpo y la mente.

Tener un mayor autocontrol, al conocer mejor tus capacidades.

Unas 20 personas sabían que corría todos los días, aunque la mayoría no lo entendía. Pero como yo tampoco sacaba el tema nadie preguntaba. A veces me sentía un poco extraño, incomprendido o fuera de lugar. Era como si hiciese algo malo y lo tuviese que ocultar. Sin embargo para mí poder correr todos los días era un regalo. No todo el mundo podía hacerlo y por eso era un privilegiado. Cada día aportaba algo por poco que fuera porque con el paso del tiempo lo quería convertir en algo grande.