289-MI UNIVERSO. PARA GANAR PRIMERO HAY QUE PERDER
SOY UN PAQUETE
Javier Sanmartín Soler


Perder es algo normal y no es tan grave, aunque nos intentan inculcar que siempre hay que ganar. Además en la vida se aprende más con las derrotas y si todos ganásemos sería algo aburrido. Pero una cosa es perder de vez en cuando y otra es tener mentalidad de perdedor que es muy distinto.
Es difícil de asumir pero hay que perder bastantes veces para poder ganar, por lo menos para la mayoría de las personas. Es cuestión de esforzarse y perseverar para cambiar esta situación. Vivimos en una sociedad que no se para y como no sigas el ritmo pronto te quedarás atrás. Eso es así y te tienes que adaptar, no es tan grave. Nadie regala nada y las cosas te las tienes que ganar. Los estudios, el trabajo, la familia, el estatus... cómo no luches por esas cosas estas jodido ya que la gente suele ser competitiva y algunos hacen lo que sea para estar bien posicionados.
Con el deporte pasa lo mismo y la rivalidad puede ser fuerte. Hay mucha competencia todos quieren triunfar y solo un pequeño porcentaje lo hace. Así que la mayoría se tiene que conformar con mucho menos de lo que soñaba. Son los delirios de grandeza que la realidad arrebata y ponen a cada uno en su sitio. Todos creemos que somos especiales o mejores que los demás y muchas veces no es así. Solo son pensamientos nuestros y que existen en nuestra cabeza. Normalmente con la edad y la experiencia cada uno va encontrando cuál es su verdadero lugar. Descubrimos que se nos da bien, en que tenemos facilidad y nos sentimos atraídos hacia eso.
La función del deporte fuera de la feroz competitividad es la de mejorar la salud de las personas y por eso es bueno practicarlo. Tiene numerosos beneficios físicos, mentales y mantienen al organismo sano y equilibrado. Cada uno debe valorar cuanto necesita para encontrarse bien.
Con los años uno no entrena para ganar competiciones sino para estar en un buen estado físico. La mayoría de la población en cuanto empieza con la vida adulta se van olvidando de practicar deporte y es un error. Trabajar, formar una familia, las responsabilidades... todo afecta. Pero tampoco es el fin y si se quiere se puede sacar tiempo para compaginarlo. Si la base es buena y has hecho deporte desde pequeño no tienes porqué dejarlo. Si se quiere recuperar este hábito una vez que se deja con los años cuesta cada vez más. Es una decisión de cada uno. La clave del deporte es la constancia y cuesta bastante conseguir estar en un buen estado. Una vez que se tiene hay que mantenerlo ya que con un periodo de inactividad largo también se puede perder.
En mi caso entrenaba para correr cierto tipo de carreras y el objetivo era acabarlas en buenas condiciones. No necesitaba ser excesivamente competitivo, pero tenía que prepararme, sino no tenía opciones. No era una tarea sencilla pero tampoco era algo imposible. Por suerte ya tenía interiorizado el hábito de correr y dedicarle tiempo.
Si quería mejorar tenía que entrenar más, pero requería un elevado precio que no estaba dispuesto a pagar. A mis años ya tenía encarrilada la vida y el deporte para mi era una distracción. Por eso entrenaba lo que entrenaba, sin apenas planificación y sin presión. No me podía quejar y era lo que había, aunque me gustaba más entrenar que competir. Pero de vez en cuando participaba en alguna carrera..
Terminar una carrera ya tenía bastante mérito y con eso me sentía satisfecho. Pero al ver la clasificación y hacer un tiempo discreto podía parecer que era un perdedor. La carrera que había corrido en Santander en el año 2023 era un buen ejemplo. Se habían inscrito 41 personas para correr los 100 kilómetros y 27 no acabaron por diversas causas (la mayoría no se presentaron o no finalizaron en el tiempo). De 16 participantes que lograron finalizar yo terminé en el puesto 14. El primer clasificado masculino me sacó 4 horas y 12 minutos y la primera clasificada femenina me sacó 2 horas. Daba que pensar y era algo decepcionante. Pero cada uno tenía unas razones y unas circunstancias personales diferentes. Por eso no estaba bien compararse.
Me gustase o no lo que contaba era la clasificación general y había que asumir que mis resultados eran discretos frente a los demás. No pasaba nada y al final lo hacía. Sabía que aunque no fuese competitivo también podía disfrutar a mi manera. Era capaz de terminar las carreras entrando en los tiempos de corte y eso tampoco era una tarea sencilla.
Además no contaba con nadie salvo con la inestimable ayuda de Adolfo. No necesitaba nada más y era perfecto. Cada carrera era una aventura y cuando terminaba me embargaba un sentimiento de orgullo que nadie me podía quitar.