282-MI UNIVERSO. ¿Y AHORA QUE?
ESTOY LLENO DE DUDAS
Javier Sanmartín Soler


Esa era la pregunta. El 6 de Julio me quedé sin coche puesto que el garaje se inundó. Entró agua hasta alcanzar casi el metro de altura y fue suficiente para que fuera declarado siniestro total. Como era un vehículo pequeño el agua hizo estragos y ya no era viable una reparación.
Antes de eso el coche estaba en buen estado, tenía 5 años y 41000 Km. Se trataba de un Opel Corsa que había comprado unos años atrás. La pintura era especial y el color concreto se denominaba “azul constelación”. A la luz del día era azul oscuro, pero por la noche parecía negro. Era espectacular. Las llantas eran de color negro y eran elegantes. Los cristales traseros estaban oscurecidos y la salida del escape tenía una terminación deportiva.
Por dentro contaba con una pantalla táctil que se conectaba con el teléfono. Era un coche pequeño, moderno, que llevaba bastante equipamiento y me gustaba. El uso principal que le daba era el de llevar a Mara al colegio, también me servía para hacer la compra. Además de vez en cuando lo usaba para subir al pueblo de mis padres. Los trayectos que hacía eran cortos por lo que hubiese tenido coche para años puesto que estaba cuidado.
A la hora de comprar mi coche tuve bastante suerte ya que lo compré de gerencia y con pocos kilómetros así que cuando me indemnizaron aún le gané dinero, cosa que resultaba sorprendente ya que con la venta de un vehículo normalmente se pierde dinero.
Los meses de verano no tenía problema por no disponer de coche puesto que el mes de julio no tenía a Mara. El mes de agosto solo lo necesitaba para recoger el día 1 a Mara y a finales de mes volver a Zaragoza puesto que permanecimos todo el mes en el pueblo, así que me pude apañar. Lo complicado empezaba en septiembre en cuanto Mara empezase el colegio.
Entre los mes de julio y agosto miraba por encima los coches pero en septiembre ya me puse más en serio. Comprar uno requería un estudio previo del mercado ya que no era un gasto a la ligera . No tenía que ser una compra compulsiva y había que valorar muchos aspectos. Si lo hacía sin pensar las cosas podía comprometer mi economía.
Los coches estaban caros y había que mirarlos con detenimiento. Además no era buen momento ya que estábamos inmersos en un proceso de transición ecológica y existían muchas variedades. Gasolina, diésel, GLP, híbridos, eléctricos... por lo que era complicado acertar. Los coches que funcionaban con gasolina o diésel tenían los días contados y el combustible era caro. Por otro lado los coches híbridos y eléctricos tenían los precios elevados y sus prestaciones no eran del todo buenas. Por si la cosa no estaba bastante enrevesada también existían las etiquetas medioambientales para terminar de confundir a la gente.
Empecé mirando coches de segunda mano. La idea era comprar algo seminuevo (con unos años y pocos kilómetros) dado que los coches de kilómetro cero estaban caros y los nuevos jugaban con precios abusivos. Mi presupuesto me permitía comprar un coche nuevo pero si optaba por esa opción me quedaba sin ahorros.
También estaba la opción de comprarme lo que quisiera financiando la compra pero esa opción la descarté pronto. En el otro extremo podía comprar un coche viejo, barato y aguantarlo hasta que se desintegrase, pero tampoco lo veía claro. Lo más sencillo era comprar un coche nuevo o casi y que estuviese bien de precio y olvidarme de complicaciones. Miré varios coches que estaban repartidos por toda la geografía a través de internet pero pronto desaparecieron ya que el precio era razonable. Si hubiese querido comprarlos lo podía haber hecho puesto que solo había que ser rápido y no pensarlo mucho. Pero no estaba seguro y tenía dudas.
Seguí mirando para ver si encontraba algo que encajase con lo que yo buscaba. De repente vi un Mini. No era nuevo y tenía 13 años. Pero estaba cuidado. Solo había tenido dos propietarias y se vendía en un concesionario de Barcelona. El precio era la mitad de lo que costaba nuevo y tenía buen aspecto. El coche me podía servir unos años hasta que Mara se sacase el carnet de conducir. Después ella se lo quedaría para acabar de usarlo y yo me podía mirar otro coche.
Si hacía eso también podía meter dinero en la hipoteca y amortizar ya que gastaría bastante menos que si compraba un vehículo nuevo. Así que con todo eso me lo pensé unos días ya que también existía un riesgo al comprar algo usado. Pero era la opción que más me convencía. Me permitía recuperar la normalidad de volver a tener coche y mi economía seguía siendo solvente.
No necesitaba tener un coche nuevo para aparentar, aunque me gustase la idea de estrenar uno. Ya lo tenía, lo perdí y ya volvería a conseguir otro. Me encantaban los coches y las motos pero también me gustaba vivir sin preocupaciones económicas. Compré el coche y crucé los dedos para todo hubiese salido bien.