280-MI UNIVERSO. VERANO 2023
HASTA EN VERANO TRABAJO
Javier Sanmartín Soler


En agosto empezaba mis vacaciones de verano con Mara. Como el mes anterior me había quedado sin coche el 30 de Julio subí en moto al pueblo de mis padres para coger el coche de mi padre. Así que el día 1 de agosto sobre las 11 h fui a recoger a Mara, después tenía que ir a Muniesa para buscar a mi tía. Después de eso iríamos a Piedratajada.
Lo ideal hubiese sido irnos de vacaciones unos días Mara y yo a la playa. Pero entre que me había quedado algo justo de ahorros y que ya no tenía coche decidí dejarlo. Además en el pueblo tenía trabajo que hacer dentro y fuera de la casa de mi tía. Dentro había que hacer cosas sencillas de bricolaje, pero fuera de casa había que restaurar un muro que se caía por los dos lados y tenía una longitud de unos treinta metros. Había que trabajar mucho y no tenía muchas ganas pero había que hacerlo. Por el contrario Mara se lo iba a pasar bien ya que tenía bastantes amigos.
Sobre las 12:30 h llegamos a Muniesa y recogimos a mi tía. Salimos pronto porque para comer la ida sería estar ya en Piedratajada. En Villanueva de Gállego paramos para comprar en un supermercado y luego repostar gasolina. Así a la hora de comer ya estaríamos en el pueblo.
La primera gestión que hice al llegar fue sacar los bonos de la piscina para que pudiésemos ir todos. Con eso y poner la bici de Mara a punto mi hija ya era autónoma para poder moverse por el pueblo. Para mí los primeros días de trabajo fueron sencillos, pintar, montar estanterías, cuadros, etc... El día 5 que era sábado vino la familia de mi hermano por lo que pospuse el trabajo duro hasta el día siguiente.
Decidí trabajar por las mañanas y las tardes las tendría para mí. Por delante tenía que utilizar 192 sacos de 25 Kg o lo que era lo mismo 4800 Kg de mortero. Solo de pensarlo me acojonaba. El pronóstico del tiempo era de mucho calor para los próximos días y además la zona donde iba a trabajar apenas contaba con sombra. Todos los días tenía que sacar el cemento que iba a utilizar hasta el muro por lo que tardaba unos 30 minutos en hacer los sucesivos viajes con una carretilla. Además tenía que emplear cuatro alargaderas eléctricas para llevar la corriente hasta la hormigonera y luego las tenía que recoger todos los días. Las mangueras de agua que también utilizaba las podía dejar de un día a otro ya que no molestaban.
Los primeros días fueron horribles ya que parecía que no avanzaba, primero había que limpiar el muro de suciedad, luego tuve que limpiar la zona interior ya que estaba llena de maleza. Después había que rellenar las zonas del muro que presentaban desperfecto. Después de hacer todo eso ya se pude usar los sacos de mortero. Físicamente era un trabajo duro e intenso y más de un día pensé que iba a romperme. Me dolía el cuerpo de cargar peso y el calor no daba tregua.
Tras 19 días me faltaron sacos de mortero porque el muro era muy largo. Había parcheado el muro con el cemento y había reconstruido una parte de la pared que faltaba. El trabajo importante ya estaba hecho y el muro ya no se iba a caer, eso era lo importante. Pero el aspecto del muro no era el que yo quería por lo que no estaba del todo satisfecho. No me gustaba la idea de dejar las cosas a medias y faltaba un 30% para terminarlo, pero ya no podía hacer más. Había trabajado bastante, pero hasta el próximo verano se tendría que quedar así.
Después de trabajar me duchaba, comía y descansaba. A última hora de la tarde y debido al calor salía a correr. Solía ir al pantano de La Sotonera que era un recorrido de 21 Km. Si hacía este trayecto luego aprovechaba si tenía calor para darme un baño. Si no tenía otro recorrido más corto que llegaba hasta el río por si corría menos. También me llevé las pesas de casa y podía hacer mi rutina de ejercicios.
Mi tía se encargaba de las labores de casa y era una cocinera estupenda. Se esforzó bastante para que Mara y yo estuviésemos a gusto todo el mes. La última semana del mes me pude relajar ya que las faenas que tenía que hacer estaban terminadas. Pero también cuando no tenía que trabajar disfrutaba viendo el atardecer corriendo, bañándome o tomándome una cerveza. Además ese mes comimos muy bien ya que mi tía se encargó de ello. También salí ganando en el tema económico puesto que llevaba los meses de julio y de agosto gastando poco dinero ya que no me hizo falta comprar nada innecesario. Gracias a eso septiembre lo podía afrontar con mi economía más recuperada. Así que no fue del todo mal.
La que mejor se lo pasó fue Mara que no paró de hacer cosas. Por las mañanas se iba con la bicicleta y solía ir al parque con sus amigos. Por las tardes se iba pronto a la piscina y por las noches salía a jugar y tomar la fresca. A finales del mes tenía las fiestas del pueblo que era la primera vez que las iba a disfrutar.
El día 1 de septiembre regresé a Zaragoza puesto que el día 4 trabajaba de mañana y tenía que hacer cosas. Mara bajaría con mis padres y mi tía después de las fiestas y dos días antes de empezar el colegio. Se había pegado un verano idílico de esos de que cuando te haces mayor recuerdas con nostalgia. Todos salimos ganado, mi tía obtuvo mano de obra gratis y Mara y yo tuvimos alojamiento y manutención a cambio.