277-MI UNIVERSO. EL SEÑOR CANGREJO

ME GUSTAN LOS DIBUJOS

Javier Sanmartín Soler

El señor cangrejo es un personaje de los dibujos animados de la exitosa serie “Bob Esponja”. Es un personaje principal, de color rojo y su nombre es Eugene Harold Cangrejo. Su historia es la siguiente:

Nació rodeado de pobreza en la ciudad de “Fondo de Bikini”y se crio en un basurero. Desde pequeño mostró interés por el dinero y el capitalismo. Es el propietario y fundador del restaurante” El crustáceo Crujiente” que es el más exitoso del lugar. Creó la hamburguesa llamada “ Cangreburger” cuya receta es secreta. Tiene como empleados a Bob Esponja que es el cocinero y a Calamardo Tentáculos que es el cajero.

Vive en un ancla en la calle Ancla con su hija Perla que es una ballena en edad adolescente. Su casa está llena de antigüedades y su posesión más preciada es un billete de un dólar que tiene enmarcado (es el primer dólar que ganó). Tiene un gusano como mascota que se llama “Señor Doodoo”. Es un tipo duro, seductor, escéptico, tacaño, avaro y codicioso. Tiene un gran carisma y una personalidad extravagante.

Le gusta el dinero y todo lo que brilla, hasta tal punto que para él es una obsesión. Es capaz de casi todo por conseguir unas monedas. Se suele encerrar en su despacho para contar la recaudación y se escandaliza cuando se caen las monedas de la caja registradora. En casa el dinero lo guarda debajo del colchón.

Trama ideas ingeniosas para conseguir ganar más dinero y no siempre salen bien. Se preocupa cuando sus ganancias bajan de tres dólares en un mes. Su meta es ser tan rico como sea posible sin tener que gastar. Sus frases más célebres son: “¡Dinero, dinero!” y “Adoro el dinero”.

Tiene un enemigo que se llama “Plankton” que lo conoce desde su infancia ya que eran amigos. Pero se pelearon y siempre trata de robarle la receta secreta de la “Cangreburger” que guarda en una caja fuerte de su despacho.

Llevaba ya muchos años viendo “Bob Esponja” puesto que no me importaba ver los dibujos con mi hija mientras yo hacía mi rutina de ejercicios. Lo cierto es que eran unos dibujos animados entretenidos y no solo aptos para niños. Todos los personajes estaban muy logrados ya que cada uno tenía una historia propia. Todos me gustaban pero para mí el señor Cangrejo era el más peculiar, extravagante y loco. Por eso me gustaba. Su obsesión por el dinero era enfermiza puesto que hacía cualquier cosa absurda por él. Esa fijación para conseguir dinero y riquezas formaban parte de su esencia y lo hacían ser un personaje muy divertido. Y yo me veía algo reflejado en él por varios motivos:

El primero era porque yo también tenía una hija en edad casi adolescente que no paraba de comer y de crecer. En eso éramos iguales, aunque en los dibujos el señor Cangrejo se las veía y deseaba para alimentarla puesto que su hija era una ballena con un gran apetito. Me reía mucho con un capítulo en el que se veía cómo se estresaba para darle de comer. Era capaz de robarles la comida a sus vecinos con tal de no gastar dinero. Además todo lo que le daba de comer a su hija le parecía poco. Era un pequeño cangrejo atareado alimentando a una ballena enorme. Era una gran tarea y el hacía todo lo que podía.

Lo segundo era que yo también tenía que mirar el dinero. Pero no era tan asfixiado como el señor Cangrejo. Tenía que ser cauto puesto que éramos dos. Por suerte era cuidadoso, previsor y ahorrador y eso me salvaba. Pero a veces salía el cangrejo tacaño que llevaba dentro de mí y tenía que controlar los gastos.

Además igual que “Eugene Cangrejo” tenía mi versión particular del billete de dólar y tenía una moneda de la suerte. Era de 100 pesetas y la había encontrado en una taquilla cuando trabajaba en Mallorca. En ese momento iba tieso y las monedas de peseta ya no estaban en circulación., aunque se podían cambiar por euros (pero no lo hice y la guardé de recuerdo). Con el tiempo económicamente me recuperé y ahora la guardaba con cariño como el señor Cangrejo que amaba su dinero. No es que la amase pero esa moneda para mí tenía un valor añadido.

Yo también era un poco cangrejo puesto que miraba bien lo que compraba ya que no me gustaba tirar el dinero. El truco era ahorrar, tener algo de solvencia económica y ser previsor. Así cuando tenía que comprar algo compraba a buen precio. Me gustaban muchas cosas pero realmente eran caprichos que no necesitaba. Aun así si quería adquirirlos realizaba un seguimiento previo. Conocía bien el precio de las cosas y cuando las rebajaban o tenían descuentos considerables no dudaba en adquirirlos. No tenía prisas, solo tenía que ser paciente y era cuestión de tiempo conseguir las cosas a precios bajos o razonables. Si seguía estas sencillas pautas el dinero me cundía mucho más.

Pero que quede clara una cosa: no era nada tacaño ni rancio con el dinero. Casi todo lo que compraba era para Mara, luego estaba la casa y en último puesto estaba yo. Para mí el dinero solo era algo material que estaba muy abajo en mi lista de prioridades. Pero es algo necesario ya que aporta tranquilidad. Por eso yo también era un cangrejo que peleaba por cada centavo.