267-MI UNIVERSO. LA INFLACION

AUMENTA EL PRECIO DE LAS COSAS

Javier Sanmartín Soler

El último trimestre del año 2022 iba a ser complicado. La guerra en Ucrania había encarecido la vida y los precios de las cosas habían aumentado. Era el impuesto que tenía que pagar Europa por consentirla y no hacer nada por participar directamente. La gasolina, el gas y la luz estaban disparados y parecía que no alcanzaban su techo. La situación era insólita y a nivel personal había que controlar los consumos para no pagar en exceso.

Los alimentos también estaban caros y algunos prohibitivos. Hacer la compra requería un gasto elevado en muchas familias. Donde más se notaban los precios por decir algo era en la fruta, la verdura, la carne y el pescado, todo había subido entre un 20 y 30%. Esto afectaba a todo el mundo y la gente compraba para comer lo que realmente necesitaba o se podía permitir. Las personas con menos ingresos pasaban más dificultades y su alimentación se limitaba.

Los materiales estaban más caros que nunca y determinados componentes electrónicos escaseaban. Cualquier reforma de la casa o gasto relacionado con ella había que pensarlo dos veces y si no corría prisa era mejor esperar. También habían subido las hipotecas junto con los intereses, incluso los coches de segunda mano costaban más y se devaluaban menos.

Con todo este panorama se ahorraba bastante menos dinero y el poder adquisitivo de todos había caído. Vivir así era complicado y no tenía mucho sentido, pero pese a esta situación la gente seguía comprando e invirtiendo. Esto se traducía en un mayor endeudamiento ya que muchas personas recurrían a los préstamos de los bancos. Era una olla a presión que si se prolongaba mucho más tiempo pronto iba a reventar.

Para mi suerte mi situación económica era normal y no me sobrepasaba. No me sobraba el dinero pero todos los meses podía ahorrar algo, por lo que me sentía afortunado. Cuando todo empezó a subir de precio yo ya tenía la casa amueblada. El piso tenía tres años y estaba nuevo. Todas las habitaciones estaban perfectamente amuebladas y ya no quedaba casi espacio en el interior de muebles y armarios. Solo se me ocurrían dos cosas que me quedaban de hacer:

Una era cambiar la cortina de un baño y poner una mampara en la bañera pero no era algo urgente. De momento las que había visto no me convencían.

Lo segundo era cambiar la cocina y sería más caro. Cuando me entregaron el piso la cocina que venía era de una calidad normal y ahora podía ponerme una mejor. Pero quería aprovecharla unos años más ya que estaba en buen estado. El día que la cambiase lo haría yo mismo puesto que me veía capaz.

Teniendo en cuenta eso mi mayor gasto al mes era la hipoteca, después estaban las facturas y luego comprar comida. Fuera de eso no había muchos gastos extraordinarios. No era muy derrochador, no tenía muchos vicios, ni vivía por encima de mis posibilidades por eso podía seguir ahorrando. Aunque notaba el incremento del precio de las cosas como todos y si antes ahorraba cinco ahora ahorraba tres. Solo había que controlarse y tener algo de paciencia. Tarde o temprano la situación cambiaría.

Para final de año quería otra vez quitarme algo de capital de la hipoteca y amortizar. Ya no me agradaba la idea de pagar intereses al banco y había ideado un plan para quitarme la hipoteca. Era sencillo, consistía en que cada año tendría que amortizar. Aun haciendo eso seguía teniendo cierto poder adquisitivo, pero tendría que controlar los gastos. Pero tenía que ser cauto y de momento ir de poco en poco. Al cuarto año de constituir la hipoteca ya había pagado más de la mitad. Eso era una cosa que me enorgullecía.

Vivíamos tiempos difíciles en los que el dinero cobraba demasiada importancia. El que tenía pocos recursos estaba agobiado y los ricos cada vez lo eran más. El dinero generaba desigualdad y a mí esta situación me daba asco porque mucha gente perdía ciertos valores que eran más importantes que el dinero. Aunque era fácil decirlo ya que mi situación no era mala y era plenamente consciente. Pero tampoco podía hacer mucho al respecto. En mi caso el dinero solo me aportaba la tranquilidad para que mi hija creciese sin que le faltase de nada.