265-MI UNIVERSO. MAS MOTOS

AHORA ME VOY A MADRID

Javier Sanmartín Soler

Con la miel en los labios de haber visto las carreras de motos en Alcañiz a las dos semanas surgió otra oportunidad para seguir disfrutando de las motos que no quise desaprovechar. Del 30 de septiembre al 2 de octubre se celebraba en Madrid una exposición. No es que fuera el salón internacional que era el mayor evento del país, pero estaría bien. En el participarían numerosas marcas e industria auxiliar. Por lo que este tipo de evento me atraía bastante.

Durante ese fin de semana no tenía a Mara por lo que intenté ir acompañado. Pero con las dos personas que contaba que podrían ir tenían otros compromisos. Entonces se me ocurrió que podía ir yo solo y hacerlo en un mismo día. No quería dejar pasar la ocasión. Así que indagué un poco para ver cómo lo haría. Podía coger un Ave y luego utilizaría el metro para llegar. El evento se hacía junto a la casa de campo en un recinto ferial. No presentaba dificultades el desplazamiento.

Pasaron unos días hasta que tomé la decisión de ir el sábado 1 de octubre, así que saqué la entrada y los billetes del tren. El día anterior al viaje trabajé de tarde y a las 22 h regresé a casa. Aún tenía que hacer mi rutina de ejercicios por lo que tardé otra hora en acabar. Después cené mientras veía la tele y a las 00:30 h me acosté. Al día siguiente por la mañana cogía el primer Ave que iba a Madrid y regresa a Zaragoza en el penúltimo tren del día, me esperaba un día intenso.

A las 05:20 h del sábado 1 de octubre sonó el despertador, me puse ropa deportiva y salí a correr durante una hora. No hacía excesivo frío y todo estaba oscuro. Mientras corría el tiempo pasó rápido puesto que mentalmente fui organizando el día. A las 06:30 h regresé a casa y me duché, luego desayuné y dejé todo recogido. A las 07:05 h me fui a la estación en moto. Como conocía el tiempo que me costaba el trayecto apuré y a las 07:30 h ya estaba en el andén esperando el tren. Unos minutos más tarde apareció el Ave y a las 07:40 h ya estaba sentado camino de Madrid.

Me encontraba bien y relajado. El sol entraba por la ventana y tenía algo de sueño. Cerré los ojos un rato, creo que no me dormí, pero tampoco estaba seguro. El viaje transcurrió despacio puesto que después de correr mi cuerpo estaba activo y me costaba estarme quieto. A las 08:50 h llegamos a Atocha y al bajar del tren busqué el acceso al metro. Cogí la línea 1 y luego tenía que hacer un trasbordo en la línea 10. Después llegué a la casa de campo y caminé hasta mi destino. A las 10 h llegué a la exposición.

Entré y vi que el evento se dividía en tres zonas. Una era exterior y en ella se podían probar motos. Las zonas interiores eran dos, una dedicada a las motos y la otra a recambios y accesorios para la moto. Primero me dirigí a la zona exterior en la se podían probar motos de las marcas Triumph, Harley Davidson e Indian. El único inconveniente era que para probarlas tenías que llevar tu propio casco y yo no lo llevaba. Hubiera probado unas cuantas pero no pude hacerlo. Aunque eran motos que no llamaban excesivamente mi atención, todas eran modelos nuevos, de cilindradas altas y con precios elevados. También había scooters eléctricos pero este tipo de motos no me interesaba lo más mínimo.

Dentro del pabellón en la primera planta se situaba el corazón de la exposición que era la zona de motos. La primera marca de motos que vi fue Aprilia y estaba emocionado. Tenían bastantes modelos y a simple vista se notaba la calidad con la que estaban hechas. Las que más me gustaron eran las deportivas “Rsv 660” y la “Rsv4”. Pero también había otras que llamaban la atención como la “Tuono 660” y la “Tuareg”. No pude resistirme a tocarlas y me subí en varias. Estaban muy bien acabadas y me quedaban como un guante.

La siguiente marca que vi fue Triumph y hubo una moto que me fascinó. Era un modelo nuevo que se llamaba “Trident” y me cautivó. Este sí que era el tipo de moto que me gustaba. Visualmente era muy bonita, compacta y elegante. Con un motor potente pero sin llegar a ser excesivo. Tenía unas líneas modernas y bien definidas. Era una moto estrecha, de cilindrada media y con un peso contenido. Me gustó bastante y además tenía un precio ajustado para lo que era la marca.

En un momento dado me planteé comprarla pero pronto me di cuenta de que no debía hacerlo. Ya tenía dos y no parecía muy sensato tener otra nueva. Mi debilidad eran las motos y era consciente de eso, por eso al final fue una cuestión de autocontrol.

Pronto me di cuenta que no estaban todas las marcas de motos y que faltaban importantes como Honda, Kawasaki, Ducati, Suzuki... lo cual me decepcionó bastante puesto que eran marcas con mucho peso en el mundo de las motos. Aun así había suficientes motos para ver.

Sobre las 12 h ya había recorrido la zona de exposición y bajé a ver que me encontraba en la planta de abajo. Básicamente eran tiendas de ropa de moto y accesorios. Parecía un mercadillo y sobre todo se vendían cascos, cazadoras, pantalones, botas y guantes. Lo que más había eran cascos y algunos tenían buenos precios. Miré varios de carbono puesto que desde hacía ya tiempo que estaba interesado en tener uno y así estuve entretenido hasta la hora de comer.

Después descansé un rato sentado y más tarde regresé a la zona de motos para repetir. Esta vez me centré en la zona de motos de segunda mano que se vendían y en una exposición que reflejaba la evolución de las motos. Cuando me cansé regresé a la zona de tiendas y compré unos guantes.

A las 18:30 h me fui del recinto y me di una vuelta por las inmediaciones. Hacía sol y la temperatura era perfecta para ir en manga corta. Estuve sentado un rato frente al lago de la casa de campo rodeado de árboles y se estaba bien. La gente paseaba, iba en bicicleta y hacía deporte. Aproveché ese tiempo y hablé con Mara por teléfono. A las 19:30 h ya me dirigí al metro para luego tomar el Ave. A las 20:10 h ya estaba dentro de la zona de embarque del tren y aún tuve tiempo para ver alguna tienda y comprar una revista.

Diez minutos antes de la hora de salida dejaron acceder al tren y me senté en mi asiento. Ya empezaba a estar cansado del trasiego que llevaba. A las 20:40 h salimos de la estación. El tren estaba lleno, era de noche y la gente charlaba o miraba el teléfono. No me gustaba estar en lugares cerrados y sin libertad de movimientos durante mucho tiempo. Por eso a mitad de viaje ya me harté. Lo único que podía hacer era estar tranquilo y relajado.

A las 22 h el tren llegó a Zaragoza, cogí mi moto y me marché directo a casa. A las 22:30 h ya estaba entrando por la puerta. Estaba tan cansado que después de cenar me quedé dormido viendo la televisión. El día terminó y había disfrutado. Había hecho algo diferente yo solo y el esfuerzo mereció la pena.