260-MI UNIVERSO. LAS UÑAS

TAMBIEN TIENEN SU IMPORTANCIA

Javier Sanmartín Soler

Después de correr el maratón de Benasque en junio de 2022 tenía las uñas de los pies doloridas por lo que empecé a informarme e interesarme por ellas y ver de qué manera podía cuidarlas.

Las uñas son estructuras formadas por células muertas endurecidas que contienen queratina (una proteína que el cuerpo genera de manera natural). Esta misma sustancia se usa para crear piel y cabello. Las uñas cubren el área dorsal distal de los dedos de las manos y de los pies y tienen tres capas. La matriz es la zona donde nace a partir de células de queratina. Las uñas tienen poco calcio y su dureza viene dada por su estructura y composición.

Crecen a una velocidad de 0,1 mm/día (1 mm cada 10 días). La velocidad de crecimiento depende de numerosos factores como la edad, el sexo, la estación del año, el calcio, el ejercicio realizado, la dieta y de factores heredados. Las uñas de las manos tardan en crecer completamente entre 5 y 6 meses y las de los pies entre 15 y 18 meses. La función de las uñas es proteger las puntas de los dedos que son sensibles de lesiones y nos ayudan a tomar objetos pequeños.

Correr es un deporte de gran impacto que genera tensiones en el cuerpo y estas tensiones pueden comprometer la integridad de músculos, articulaciones y huesos. Correr en una superficie como el asfalto puede resultar complejo para muchas personas, pero también lo es hacerlo en terrenos irregulares como la montaña.

Tener dolores en las uñas de los pies es algo habitual en los corredores que entrenan de manera constante. Por eso hay que saber tratarlas y proporcionar los cuidados necesarios para que no se conviertan en una lesión dolorosa.

Mi problema eran las uñas negras. Las uñas negras se producen por traumatismos repetidos. Se rompen los vasos sanguíneos y como consecuencia aparece un hematoma. La sangre no puede salir al exterior y se almacena debajo de la uña, lo que provoca dolor. Con el tiempo esa uña adopta un color oscuro, se produce una infección y esa infección favorece el desprendimiento.

Por eso los pies juegan un papel importante. La mayoría de corredores no les presta las atenciones que merecen. Yo en 15 años no les había hecho caso alguno salvo en contadas carreras y lo único que había hecho era ponerme vaselina o cambiarme los calcetines.

Mis pies estaban curtidos y acostumbrados al ejercicio. No tenía problemas en salir a entrenar a diario, ni sentía dolores o molestias. En mi caso las complicaciones aparecían al hacer esfuerzos prolongados de más de cinco horas seguidas. Los pies eran lo primero que se resentía. Cuando lo hacía por la montaña o un terreno accidentado aún resultaba peor puesto que no usaba ningún tipo de amortiguación salvo las que me proporcionaban las zapatillas. Poco a poco los pies iban acumulando estrés al que no estaba acostumbrados y ya no eran capaces de rendir bien. Anímicamente me afectaba y al final el ritmo disminuía.

Con el tiempo y la experiencia fui consciente de mi debilidad. En las carreras de largas distancia en la montaña mi zona más vulnerable eran las plantas de los pies y las uñas de los dedos gordos. Eran mi talón de Aquiles. Las uñas eran sensibles y recibían numerosos golpes. Conforme pasaba el tiempo y el cansancio aparecía, me costaba cada vez más levantar los pies en cada zancada para seguir avanzando. Esto hacía que las probabilidades de tropezar aumentasen. Era en ese momento donde desaparecían todas mis opciones de acabar bien la carrera. Al final por dolor en los pies y las molestias en las uñas dejaba de correr y solo podía caminar.

Era frustrante porque físicamente me encontraba bien salvo por eso y una vez que llegaba a ese punto perdía bastantes opciones de acabar bien la carrera. A los meses de terminar estas carreras era normal que se me hubiesen caído la mayoría de las uñas debido a los golpes. La mayoría se caían sin más, pero las uñas grandes les costaba más tiempo. Después de correr el maratón de Benasque al mes siguiente las dos uñas de los dedos gordos de los pies tuvieron que desaparecer puesto que aún me dolían. Quitarlas fue molesto pero si quería seguir corriendo tenía que acabar con ellas.

En los siguientes días apenas podía correr puesto que tenía los dedos en carne viva y el solo hecho de apoyar los pies en el suelo era doloroso. Así que investigué un poco, no era normal que me pasase eso solo a mí y descubrí que la gente corría con una especie de protecciones de gel para los dedos y también usaban plantillas. Era algo simple y que mucha gente usaba, pero como yo nunca había tenido esa necesidad lo desconocía.

Me sentí un poco estúpido y en desventaja puesto que podía haber usado este tipo de material hacía tiempo y haberme ahorrado bastantes problemas. Si conseguía que eso a mí me funcionase en las carreras de montaña sería una mejora así que me apresuré para comprar el material.