255-MI UNIVERSO. MADRID

COMO SI ESTUVIESE DE VACACIONES

Javier Sanmartín Soler

A las 16:26 h salía el tren en el que viajaba. Con la misma ropa que había corrido preparé la comida ya que sabía que después de ducharme y comer mi cuerpo se relajaría.

Después de comer me eché una pequeña siesta de 30 minutos. Al despertarme recogí todo y dejé la casa limpia y ordenada. Cuando salí de casa había apurado demasiado. Iba con el tiempo justo por lo que tuve que volver a correr otra vez. Tenía poco más de un kilómetro hasta la estación. La mitad del trayecto la hice corriendo, pero esta vez llevaba dos mochilas llenas de ropa y vestía más arreglado.

Lo bueno era que sabía por donde tenía que ir puesto que el interior de la estación lo conocía perfectamente. Así que fui recuperando minutos. Al llegar me quité algo de ropa ya que estaba sudando. Esperé un rato y cuando llegó el tren ya estaba recuperado.

El interior del tren estaba lleno de pasajeros. Coloqué mis mochilas en los compartimentos de encima de donde iba a estar sentado. Mi asiento estaba junto a la ventanilla por lo que podía disfrutar del paisaje. El tren arrancó, no había excesivo ruido, solo se oía el llanto de un niño pequeño. El viaje duraba 1 hora 10 minutos, no era mucho pero estaba algo intranquilo puesto que no podía estirar las piernas. Tenía que aguantar. Se podía respirar bien aunque todos los pasajeros llevábamos mascarillas. Cerré los ojos para tratar de relajarme unos segundos y noté como el sol calentaba mi brazo izquierdo. Luego miré en el teléfono el recorrido que tenía que seguir en el metro para llegar a mi alojamiento. Después de tenerlo claro me dediqué a observar por la ventana.

Cuando llegamos a la estación de Atocha había bastante gente y al bajar del tren cada uno fue a lo suyo. Cogí el metro y fui a Carabanchel. A unos 100 metros de una boca de metro estaba mi alojamiento. El barrio era como las Delicias en Zaragoza pero a lo bestia. Los edificios tenían tres o cuatro alturas y eran viejos. Mi alojamiento era un hostal de dos estrellas, el lugar era sencillo pero estaba bien. A las 18:40 h ya estaba en una habitación individual y limpia. El baño estaba reformado y era grande. La cama era cómoda y las sábanas olían bien. En general todo estaba cuidado y limpio por lo que se podía caminar descalzo sin reparos. Era aceptable y tampoco necesitaba mucho más para pasar unos días.

Como iba bien de tiempo salí de la habitación para ver el recorrido que tenía que hacer al día siguiente. Tenía un kilómetro andando, no era mucho pero ya empezaba a estar cansado de todo lo que había hecho durante el día. Llevaba acumulados entre correr y andar unos 60 Km.

Al regresar me duché y aproveché para hablar por teléfono. Como sabía que estaría cansado en Zaragoza me había preparado la cena de ese día y el desayuno para el día siguiente, por lo que ya no salí de la habitación. Después cené un bocadillo grande de tortilla de atún, una naranja y una manzana mientras veía una película. Al día siguiente tenía que ir a un curso, quería descansar bien y recuperarme para estar fresco Me esperaba una semana atípica y no quería desperdiciar ningún día.

El lunes 4 de abril a las 7:30 h me desperté, tenía el tiempo justo para asearme, desayunar y vestirme. Como ya sabía lo que tardaba en ir caminando apuré al máximo. Al salir a la calle noté como hacía frío, además la previsión del tiempo para la semana iba a ser así. No era muy alentador pero por lo menos me consolaba porque no iba a llover. Tenía las piernas entumecidas del día anterior y caminaba con dificultad. Notaba como estaban duras y cada paso que daba resultaba costoso. Pero tenía que obligarlas a trabajar puesto que así me recuperaría antes. Lo sabía por experiencia, eran varios días con molestias pero al tercero estaría bien. No necesitaba ir al fisioterapeuta, yo mismo sabía gestionarlo.

A las 8:15 h empezaba el curso y duraba hasta el viernes. Solo tenía que ir por las mañanas y las tardes las tendría libres para hacer lo que quisiese. Cinco minutos antes de la hora llegué al centro, a la misma hora estaban programados varios cursos más por lo que era un chorreo continuo de personas que venían de todos los lugares. A la clase que yo iba estábamos unas 25 personas. Cuando llegó la hora entramos en un aula y comenzamos.

Las clases eran de unos 50 minutos de duración y entre clase y clase había un descanso de diez minutos. Además después de las primeras dos clases dejaban 30 minutos para almorzar y entre las 13:30 h y 13:45 h se terminaba la jornada. Lo cierto es que estaba todo organizado a la perfección y la mayoría de las clases resultaban amenas.

Al salir del centro fui a comer, luego regresé a mi alojamiento y me eché una siesta mientras veía la tele. Cuando me desperté consulté por donde podía salir a correr y me fijé en el recorrido que tenía que hacer para ir a la casa de campo que era la mejor opción que tenía. No estaba lejos a unos dos kilómetros de distancia. Me vestí con manga larga ya que no hacía buen tiempo y sobre las 18:30 h empecé a correr.

Me costó puesto que mis piernas no querían hacerlo pero mi cabeza les decía lo contrario. Para asegurarme de que iba por buen camino llevaba activado el gps del teléfono y lo iba consultando. Finalmente conseguí llegar a la casa de campo y luego regresé. Después de ducharme y hablar con Mara por teléfono salí a comprar la cena y algo de fruta que quería tener en la habitación. Por la noche vi una serie en la televisión y a las 00:00 h me acosté.

Al día siguiente era martes y me encontraba algo mejor. Seguía arrastrando molestias pero como había descansado bien algo más me había podido recuperar. Desayuné y a las 08:15 h en mi habitación y después me marché. Desde ese día hasta el viernes el curso empezaba a las 08:30 h. A las 13:30 h ya habíamos terminado por lo que la mañana pasó rápidamente. Con los descansos apenas habíamos estado 4 h en clase.

Al salir repetí la rutina del día anterior pero la siesta esta vez fue de dos horas. Cuando fui a correr me limité a seguir a otro corredor ya que imaginé que iría en dirección a la casa de campo. Por suerte no me equivoqué y descubrí un camino más corto. Mis piernas estaban mejor pero ese día me conformé con salir a correr poco más de una hora, Así me aseguraba de recuperarme mejor y el día siguiente podría forzarlas un poco más.

Cuando hablé con Mara estaba contenta puesto que había llegado un reloj inteligente que le había pedido unos días antes de venir a Madrid. Era para ella y era un regalo por dejarla en casa de mis padres.

El miércoles 6 era el ecuador de la semana, los días pasaban y notaba como físicamente ya estaba recuperado. Ese día ya quería correr un par de horas por lo que tenía que aprovechar puesto que hacía mejor tiempo que los días anteriores. Así que a las 17:30 h con la mejor temperatura del día salí a correr. Estaba soleado y había como unos 17ºC. Al llegar a la casa de campo pude dar un paseo admirando todo su potencial. Era como el parque grande de Zaragoza pero a lo bestia y su extensión era considerable. Me gustó porque al alejarme apenas me crucé con otras personas y pude disfrutar de un entorno tranquilo y natural.

El jueves 7 fue el día que mejor tiempo hizo pero por la mañana refrescaba. Cuando salí del curso ya hacía calor y no tardé en comer. No quise dormir porque si no me relajaría demasiado y opté por ver un rato la televisión. La idea era salir a correr y después aprovechar la tarde para dar una vuelta por la zona. La tarde me cundió y pude hacer lo que quería. Ese día hablé con Mara relajado mientras estaba sentado en un banco, no tenía prisa.

El viernes 8 me levanté sobre las 06;20 h de la mañana para ir a correr una hora. Era mejor hacerlo así que no cuando regresara a Zaragoza. No me parecía justo para Mara no haberla visto en toda la semana y al hacerlo quitarle una hora de tiempo mientras yo corría en la cinta de casa. No estaba bien. Así cuando llegase a Zaragoza me pasaría la tarde con ella.

Salí a correr y aún era de noche, hacía frío, pero se podía respirar bien. Apenas había gente en la calle. Estuve corriendo escasamente una hora, lo justo para cumplir. Cuando regresé se había hecho de día. Me duché, desayuné y me preparé las cosas puesto que ya no iba a regresar, al acabar el curso me iría directo a la estación. A las 08:15 h me marché al centro de formación. La mañana pasó pronto. Al ser viernes y empezar la operación salida de semana santa acábanos pronto ya que la mayoría de alumnos veníamos de fuera y teníamos que viajar para regresar a casa. Así que sobre las 12:40 h ya estaba metido en el metro. Cuando llegué a la estación aún era pronto y la aglomeración de gente no era excesiva. Tuve tiempo para comer y tomar algo en una cafetería.

Al llegar a Zaragoza como iba un poco justo de tiempo mi padre tubo que recoger a Mara del colegio y a las 17:40 h aparecí por casa. Esperé a que hubiese merendado y luego nos fuimos a comprar. La semana de Madrid había terminado.