254-MI UNIVERSO. EL MARATON

UN DIA INTENSO

Javier Sanmartín Soler

NOTA: A partir de aquí ya no os voy a contar lo que hacía cada día del mes puesto que con todo lo que he explicado anteriormente os podéis hacer una idea clara de la vida que llevaba. En cuanto a los entrenamientos pasaremos a un resumen anual y no mensual por los mismos motivos.

Sigamos. Casi llegó sin darme cuenta, abril del año 2022. Esa semana no tenía a Mara y el Domingo 3 corría la carrera. La prueba era en Zaragoza y apenas existía desnivel. La idea era acabar en menos de 4 horas y 10 minutos, mi papel era secundario puesto que yo solo iba a ser la liebre de dos corredoras. No había preparado absolutamente nada. La semana anterior a la carrera un día había corrido 52 Km, otro día 49 y otro 51, cosa que no es muy recomendable.

El día anterior fui a recoger el dorsal y por la noche preparé la ropa que iba a llevar en 10 minutos. Iba a hacer frío por lo que preparé ropa de abrigo. En cuanto a la alimentación no pensaba llevar nada encima ya que iría tomando cosas en los distintos avituallamientos.

Cené una ensalada, una pizza y dos naranjas y a las 00:30 h me acosté. A las 07:05 h me desperté, había descansado bien. Desayuné un vaso de leche y dos tostadas de mermelada y mantequilla. Tocaba ponerme la ropa pero antes de hacerlo me puse vaselina en las zonas susceptibles de rozamientos. A las 07:30 h salía de casa. La salida de la carrera iba a ser en la plaza del Pilar a las 08:30 h y tenía que hacer 5 Km corriendo para llegar. A las 08:00 h había quedado con Elena y Silvia por lo que iba bien de tiempo.

Hacía frío 2ºC y a mediodía la temperatura sería de 10ºC. Llevaba unas mallas largas negras, una camiseta térmica de manga larga, una camiseta fina de manga corta gris y un corta viento fino de color negro. Las zapatillas que usé eran unas Adidas Supernova con un color llamativo, también eran ligeras, cómodas y tenían buena amortiguación. Este tipo de zapatillas no era el calzado que estaba acostumbrado a usar, pero eran ideales para correr en asfalto. Llevaba un gorro en la cabeza, una braga en el cuello y guantes en las manos. En el bolsillo del cortaviento tenía el dorsal de la carrera y una gorra para cuando saliese el sol. No llevaba nada más salvo las llaves de casa en el bolsillo trasero de las mallas.

Comencé a trotar ligero ya que no quería llegar sudando. Llegué puntual y estuvimos un rato hablando con más personas. A las 08:15 h nos pusimos el dorsal y nos dirigimos a la línea de salida. Olía a réflex y se podía respirar el nerviosismo de los participantes. Había 1500 personas inscritas y nos separaban por tiempos. Los tiempos variaban desde las 2 horas y 10 minutos en que acabaría el primero a un tiempo máximo de 5 horas. Tuve la sensación de que había menos personas puesto que desde el principio de la prueba se podía correr sin atascos.

Los primeros kilómetros pasaron sin novedad puesto que la gente estaba fresca. La temperatura era fría, aunque por suerte no hacía viento. En el kilómetro 12 ya vimos una chica que se retiró lesionada. Elena y Silvia iban tomando geles y sales cada cierto tiempo. Habían entrenado bien y estaban concentradas. Además como corrían en un equipo cada cierto tiempo recibíamos “visitas” que nos acompañaban y les animaban. Cuando nos dimos cuenta ya habíamos hecho 21 Km y las sensaciones eran buenas.

Poco a poco empezaba a salir el sol por lo que me quité el gorro y los guantes y cuando el calor molestaba utilicé la gorra. En el kilómetro 24 Elena me comentó que no se había tomado un protector gástrico y con los geles se le estaba revolviendo el estómago. No era preocupante, pero me acerqué a una ambulancia del recorrido para ver si me facilitaban la medicación. Me dijeron que no podían dármela y que la tendría que comprar en una farmacia.

Por suerte en ese momento estaba una amiga de Elena cerca ya que yo no llevaba dinero. Se lo comenté y me dejó 10 euros para comprar el medicamento. Ahora solo tenía que localizar una farmacia abierta. Pero era complicado puesto que como era domingo estaban todas cerradas. Había que buscar una farmacia que estuviese de guardia sin dejar de correr. Localicé una y me tuve que desviar 1 Km del recorrido. Luego regresé al mismo punto ya que no quería hacer trampas. Le entregué la medicación a la amiga de Elena y ella se la pudo dar.

Después de eso tenía que recuperar la distancia que me sacaban Elena y Silvia por lo que tuve que incrementar el ritmo. Tampoco tenía prisa en cazarlas ya que iban bien acompañadas. Estuve entretenido un buen tiempo y tardé unos 15 minutos en darles caza. Cuando lo hice estábamos en el kilómetro 32 y las empecé a ver algo tocadas.

Estaban más calladas pero las veía igual de concentradas. Cada una tenía sus molestias pero no bajaron el ritmo. En ese momento había varias personas que les acompañaban y no estaban inscritas en la carrera. Eran compañeros de su club que las animaron y llevaron en volandas solo para que ese tramo de la carrera se les hiciese más llevadero. Y así fue porque en el kilómetro 37 estábamos en el parque grande, había que dar una vuelta y luego regresar al centro de la ciudad para terminar. Solo quedaba una media hora de carrera y había que aguantar el ritmo.

Al llegar al kilómetro 40 casi todo el trabajo ya estaba hecho. Elena y Silvia fueron conscientes de que estaban a punto de terminar y la cara les cambió. La cara de concentración que llevaban unos minutos antes pasó a ser una cara relajada y feliz. Hablaron con los acompañantes y estos se fueron despidiendo para dejarlas correr solas el último kilómetro. En el kilómetro 41 ya había mucha gente que las animaba y se les podía ver emocionadas. A unos metros antes de encarar la recta de meta me quedé detrás de ellas para que las dos amigas pudiesen cruzar al mismo tiempo la línea de meta. El reloj marcó un tiempo de 4 horas y 6 minutos.

Al pasar la línea caminaron unos metros ya que estaban cansadas. Todos nos felicitamos. Ellas estaban bien y se fueron recuperando pronto. Se habían preparado bien. Se les podía ver contentas con el resultado. Ya eran buenas amigas y acabar una cosa así seguro que las unía más.

Nos dieron una medalla conmemorativa y después nos entregaron una bolsa con algo de comida y de bebida. Además cogí un Powerade de color azul ya que sabía que a Mara le gustaban. Después salimos a una zona donde esperaban los familiares y me despedí de Elena y Silvia. Me puse la bolsa a la espalda y volví a correr otros 5 Km hasta mi casa. Llegué a las 13:20 h y había hecho un total de 53 Km corriendo. Tenía algo de tiempo para relajarme pero a las 16:30 h tenía que coger un Ave para ir a Madrid.