241-MI UNIVERSO. EL COVID 19

ALGO INESPERADO

Habían pasado unos días desde que finalizó la Transgrancanaria, Adolfo y yo habíamos regresado a casa y volvíamos a nuestra rutina. Durante los siguientes días la gente empezó a contraer una nueva enfermedad que era parecida a una gripe. Era muy contagiosa y no se sabía mucho de ella. Se denominó Coronavirus y estaba causada por el virus SARS-CoV-2.

Los primeros casos se produjeron en la ciudad China de Wuhan en diciembre del año 2019 y se trataba de una neumonía desconocida que se propagó rápidamente por todo el mundo. Cualquier persona se podía infectar. En la mayoría de casos causaba enfermedades respiratorias con síntomas leves o moderados y los contagiados solían recuperarse sin utilizar ningún tratamiento.

Sin embargo, otros enfermaban gravemente y requerían de atención médica. Los más perjudicados o que presentaban ya ciertas patologías podían morir. Era una lotería y todos teníamos boletos. Pronto empeoró y hubo que confinar a la población en sus domicilios durante un tiempo. Lo que empezó como una enfermedad evolucionó a epidemia a escala mundial con numerosos fallecidos.

Se estima que en España murieron según los datos oficiales más de cien mil personas, aunque reales se estima que fueron muchas más. La mayoría fueron personas mayores de 65 años que se habían infectado antes del 20 de noviembre de 2020 (que es cuando se empezó a vacunar). Las cifras a nivel mundial que se contabilizaron hasta siete millones.

Con la llegada de las vacunas los fallecidos disminuyeron y se logró frenar. Las fechas oficiales sobre la duración de la pandemia fueron de 3 años, 10 meses y 8 días. A día de hoy el Covid ya no se considera una pandemia ya que la mayoría de las personas están vacunadas y la incidencia es baja. Se trata como una enfermedad común y los síntomas suelen ser leves. Durante el tiempo que duró la pandemia se tomaron numerosas medidas para intentar frenar la propagación del virus. Las consecuencias del Covid fueron numerosas y tuvieron un gran impacto en toda la sociedad.

Una semana antes de ir a Gran Canaria se empezó a hablar del Covid y ya se empezaba a ver a la gente en los aeropuertos y con mascarillas quirúrgicas. También se rumoreaba la posibilidad de que cada país cerrara sus fronteras. Pero en ese momento no sucedió y por suerte pudimos volar Adolfo y yo desde Madrid a Gran Canaria. Pude correr la carrera y regresamos a casa.

En ese momento todo empezó y los acontecimientos sucedieron de una forma en la que nos cogió a todos por sorpresa puesto que pensábamos que lo que sucedía en otros países aquí no iba a llegar aquí. Parecía el guion de una película de ciencia a ficción y el 14 de marzo del 2020 se decretó el estado de alarma para hacer frente a la expansión del coronavirus.

Se cerraron las fronteras, se confinó a la población en sus domicilios e incluso había un toque de queda en el que no se podía salir a la calle a determinadas horas sin una justificación. El virus estaba sin control y había cerca de mil fallecimientos diarios por lo que los hospitales estaban al borde del colapso. Fueron meses complicados y hubo personas que realmente lo pasaron bastante mal. No eran buenos tiempos para tener una edad avanzada y no tener buena salud.

Los colegios dejaron de dar clases por lo que una semana tenía a Mara y otra semana trabaja puesto que mi trabajo está catalogado como esencial. No íbamos a casa de mis padres puesto que ellos eran un grupo de riesgo por su edad y era mejor dejarlos aislados. Toda actividad que no fuera necesaria para la sociedad estaba obligada a parar. Por lo que el gimnasio al que acudía también cesó temporalmente su actividad.

Tampoco podía salir a correr a la calle por lo que antes de que se declarara el estado de alarma ya había comprado una cinta de correr para poder ejercitarme en casa. Lo necesitaba para mi salud mental puesto que había días que me sentía encerrado y correr era un desahogo. Por suerte también contábamos con una buena terraza para salir y que nos diera un poco el aire.

Con el tiempo la mayoría de personas se vacunó y los que contrajeron la enfermedad no desarrollaron los síntomas y pasaron un resfriado común. Mara pasó quince días de cuarentena sin salir de su habitación en casa de su madre, también se vacunó y después de eso también se contagió. Mis padres en septiembre de 2023 después de volver del pueblo estaban contagiados, pero apenas tenían síntomas. Mi madre fue la que peor lo pasó, pero estaban bien dado que se habían vacunado con anterioridad.

Lo cierto es que no me podía quejar ya que pese a lo gravedad de lo sucedido no había sufrido ninguna pérdida directa. Sin embargo y sintiéndolo mucho el padre de unos buenos amigos falleció un tiempo antes de que empezasen a administrar las vacunas y fue algo triste. Era una persona muy querida, apreciada, respetada y valiosa para toda la familia por lo que dejó un vacío muy grande.