240-MI UNIVERSO. ME GUSTAN LAS MOTOS
AL FINAL LA CABRA TIRA PARA EL MONTE
Javier Sanmartín Soler


Si no estaba corriendo y tenía algo de tiempo veía motos, me gustaban y podía pasarme horas ojeando revistas, viendo reportajes o leyendo sobre mecánica. No lo podía remediar y me fascinaban. Desde que era un adolescente me empezaron a gustar. Nadie de mi entorno cercano tenía una pero a base de revistas yo mismo me fui aficionando. Conocía todas las marcas, modelos y características de las motos y siempre fantaseaba con que moto me podría comprar cuando fuese adulto. En esa época solo podía conducir un ciclomotor y no me gustaban. Así que cuando pude sacarme el carnet para conducir motos lo hice y en cuanto pude trabajar lo primero que hice fue ahorrar para comprarme una.
Recuerdo que trabajaba en una fábrica que hacía electrodos para soldar y todos los días estaba pensando en la moto que me iba a poder comprar y la ilusión que me hacía. En invierno subí en coche hasta Andorra con un amigo y me compré un casco de moto unos meses antes de tenerla.
Desde entonces siempre (salvo un año) había tenido moto y llevaba un total de tres. Dos Hondas y la actual que era una Kawasaki. El problema era que la Kawasaki ya tenía 15 años y 52.000 Km. Pese a todo eso la moto estaba bien cuidada y funcionaba problemas.
Su historia era la siguiente. En el año 2006 la compré en Mallorca en el concesionario oficial de Kawasaki. Tenía un presupuesto limitado puesto que me había comprado piso y lo había amueblado. Además también tenía coche por lo que no quería abarcar demasiado. Por aquél entonces me gustaban las deportivas y me hubiese encantado tener la Kawasaki Ninja de 600 cc pero se me escapaba un poco de precio. En esa época surgió un nuevo concepto de motos llamado naked (desnudas) que eran motos parecidas a las deportivas pero que no llevaban carenado. Kawasaki sacó dos modelos:
• La ER 6F
• La Z 750
El modelo ER 6F tenía una cilindrada de 72 CV y pesaba 178 Kg. Se trataba de una moto sencilla, ligera, económica y fácil de conducir por la ciudad. El modelo Z 750 era una moto más deportiva, pero sin el carenado. Tenía 750 cc, 110 CV y un peso de 195 Kg. Era un lobo con piel de cordero. En cuanto la vi en el concesionario me encantó, era compacta, de un bonito color negro brillante y era la moto que quería. Además se parecía en prestaciones a la moto que había tenido antes (una Honda CBR de 600 cc). Y esa fue la elegida.
Con esa moto había vivido buenos y malos momentos que me habían acompañado los últimos años. Por eso se había ganado un hueco en mi corazón. Estaba mayor eso era inevitable pero no me quería deshacer de ella, se había ganado su jubilación. El plan era comprar otra moto nueva y conservar también la que tenía puesto que ahora disponía de dos plazas de garaje. La moto vieja la iba a seguir usando pero sin la necesidad de utilizarla para todo.
Así que desde las navidades del año 2019 ya estaba pensando en comprar una moto nueva. No tenía mucha prisa para hacerlo y tenía todo el año 2020 para decidirme. Además en marzo de 2020 iba a terminar de pagar el coche que había comprado el año anterior. No iba mal de ahorros y cuanto más lo dilatase más dinero recogería. Por lo que de vez en cuando iba mirando motos en cuanto tenía algo de tiempo libre.
Aún no tenía un concepto claro de lo que quería comprar puesto que me gustaban la mayoría de motos del mercado. Sobre todo las motos japonesas Honda, Suzuki, Yamaha y Kawasaki. También las italianas Benelli y Aprilia. Lo que tenía más claro era el concepto de moto que quería: el color tenía que ser negro, ser nueva o seminueva, tener una cilindrada de por lo menos 500 cc y ser del tipo trail, naked o retro. Las motos deportivas siempre me habían gustado y en el mercado había motos preciosas, pero ya no me veía encima de una. Las motos custom tampoco me atraían mucho y pocos modelos resultaban de mi agrado. Pero no descartaba nada.
La idea era la de seguir ahorrando y que cuando viese una moto que estuviese bien de precio y me convenciese la compraría. A estas alturas de la vida ya había aprendido a que era mejor no tener excesiva prisa para adquirir un coche, una moto o un piso y que era mejor hacerlo con algo de cabeza y de talento.