239-MI UNIVERSO. LA CAPACIDAD DE SUFRIMIENTO
PREPARARSE PARA EL DOLOR
Javier Sanmartín Soler


El sufrimiento forma parte de la vida y tenemos que saber manejarlo. El sufrimiento hay que enfocarlo en el crecimiento y el aprendizaje. Hay que convencerse de que se pueden conseguir muchas cosas. Sin embargo el dolor es una señal del sistema nervioso de que algo no va bien y deriva en un problema o enfermedad.
Nunca he sido buen enfermo y mi tolerancia al dolor es nula, soy así. Pero que no tolere el dolor nada tiene que ver con la capacidad de sufrimiento que pueda tener, es distinto. Se dice que la mente es el limitador final del rendimiento. Por eso en el deporte la capacidad de sufrimiento es la aptitud que tiene el deportista para aguantar el dolor y el agotamiento físico. En resumen, es el esfuerzo para continuar frente al deseo de parar.
Si tenemos una buena forma es más fácil tolerar el sufrimiento físico ya que nuestro cuerpo responderá mejor. Con el entrenamiento se sufre menos y se aprende a tolerar el dolor. Cuando corremos la oxigenación del cerebro mejora puesto que la frecuencia cardíaca es alta y se bombea más sangre. Sin embargo cuando el cuerpo se encuentra fatigado por un esfuerzo máximo, la oxigenación disminuye y esto afecta directamente al rendimiento.
Para desarrollar nuestro máximo potencial debemos trabajar tanto a nivel físico como mental. De nada sirve el trabajo físico si la mente no nos acompaña. La capacidad mental también se entrena ya que adquiere importancia en las carreras de resistencia La mente también tiene que aprender a soportar la fatiga y el estrés. Por eso hay que entrenarla para afrontar los problemas y las adversidades.
Lo ideal para correr es que mentalmente seamos positivos, que estemos motivados y tengamos un objetivo definido. Eso está bien, pero no siempre va a ser así. Con el paso de las horas y el cansancio puede pasar que todo eso se derrumbe y la mente caiga en un pozo del que es difícil salir. Aquí es cuando se llega a un punto que los corredores denominan como el “muro”. La claridad mental se vuelve espesa, nos invaden pensamientos negativos y de derrota y nuestro objetivo se pierde o nos parece inalcanzable.
Pero solo se trata de una fase más de la carrera y la mayoría de corredores inexpertos llegados a este punto abandonan. Dependiendo de cada uno se puede tardar más o menos en llegar a ese punto, pero tarde o temprano a cada corredor le llega ese momento y tiene que aprender a gestionarlo porque esta situación se puede prolongar hasta en varias horas.
Para ello hay que sacar fuerzas de flaqueza e intentar recuperar el control de la mente y tomar las riendas de nuestro destino. Hay que tener pensamientos positivos y no pensar en abandonar. En mi caso lo mejor que hago es dejar de pensar y me olvido de todo. Intento no dejar de correr aunque sea trotando para no parar. Es cuestión de perseverar y tarde o temprano esa capa de niebla que cubre la mente desaparece. Es curioso, es como si tu cuerpo se resetease y cuando eso sucede recuperas las ganas de seguir y la energía que ya no creías que tenías.
En carreras largas que se prolongan en el tiempo este muro puede aparecer en varias ocasiones. Incluso para los corredores profesionales es difícil correr cuando la cabeza está saturada y las piernas ya no responden. Por eso es importante aprender a gestionar la cabeza ya que cada corredor es diferente. Los corredores de ultra distancias están más familiarizados con estos conceptos y saben gestionar bien estas situaciones. Yo estaba aprendiendo de eso y pecaba de algunos fallos, pero también veía como poco a poco progresaba y aprendía.