234-MI UNIVERSO. EL REGRESO

VOLVER A CASA

Javier Sanmartín Soler

Cuando sonó el despertador ya estábamos despiertos aunque hubiésemos preferido descansar un par de horas más. Me levanté para ir al baño y me costó caminar. Mi cuerpo necesitaba descansar más pero no podía ser. Apenas habíamos dormido 5 h y eso era muy poco para mí. Adolfo estaba acostumbrado a dormir poco y lo llevaba mejor. La cabeza la notaba como si tuviese una buena resaca y mi cuerpo se movía a cámara lenta.

Como nuestro equipaje era escueto enseguida terminamos y a las 9 h salimos del apartamento. Fuimos a desayunar a la misma cafetería que habíamos ido dos días antes. Adolfo tomó dos cafés, un bocadillo vegetal y algo de bollería. Yo me tomé dos zumos de naranja y un bocadillo vegetal que me sentaron bien.

Con el estómago lleno fuimos al aparcamiento para buscar el coche y salir de la ciudad. Antes de las 9:30 h salimos de Las Palmas con algún que otro problema de tráfico. Era Domingo y hacía un día bueno, soleado y se veía a gente corriendo por un paseo. El aeropuerto no estaba lejos y no había mucho tráfico.

Antes de las 10 h habíamos devuelto el coche y entramos en la terminal. Lo único que teníamos que hacer era pasar el control de seguridad y dirigirnos a la puerta de embarque. Como llevábamos poco equipaje no teníamos que facturarlo, así en cuanto llegásemos a Madrid no perderíamos el tiempo para recogerlo.

Como íbamos bien de tiempo al pasar el control de seguridad y paramos en una cafetería donde Adolfo se pidió otro café y yo una botella de agua. Estuvimos sentados hasta las 10:45 h que llegó el momento del embarque.

Al estar unos minutos de pie noté como mi tensión estaba cayendo. Mi cuerpo aún estaba resentido por el esfuerzo y se empezaba a quejar. No podía hacer muchos esfuerzos y me tenía que recuperar ya que no había descansado lo suficiente. Estar de pie con el agobio que supone un aeropuerto no me iba bien en ese momento. Afortunadamente enseguida me recuperé y entramos en el avión.

Al sentarnos Adolfo tuvo suerte y su asiento daba al pasillo, a mi me tocó el asiento de en medio. A la hora señalada salimos. Desde el cielo miré la isla por última vez fijándome en las exuberantes y verdes montañas que había recorrido. Me acordé de lo que había sufrido y a la vez de lo que había disfrutado. Me llevaba de la isla un buen recuerdo.

Como tenía algo de sueño al despegar intenté dormir un poco más. Eché una cabezada y lo conseguí durante unos minutos pero hacerlo más tiempo resultaba complicado. Aun así cerré los ojos y descansé un rato. El viaje de vuelta se nos hizo un poco más largo que el de ida debido al cansancio acumulado y bajarnos del avión fue todo un alivio por lo menos para mí.

Con el cambio de hora sobre las 15 h llegamos a Madrid. Al salir del aeropuerto nos vinieron a recoger en un minibús que nos llevó hasta donde teníamos el coche aparcado. Decidimos salir con el coche y comer en la misma área de descanso del viaje de ida, por lo que teníamos una hora de camino.

Conducía Adolfo para variar. Yo no estaba para esos menesteres y agradecía su labor. Me llevaba en palmas y se preocupaba de que ya no hiciese ningún esfuerzo extra. Le dije que si tenía algún problema yo podía conducir pero tampoco insistí demasiado. Era un ofrecimiento sutil.

A las 16:10 h llegamos al área de descanso y comimos un plato combinado de pechugas de pollo con pimientos verdes que estaban hechas a la brasa. Estaban espectaculares y enseguida noté que mi cuerpo agradecía la comida.

Estuvimos un rato descansando puesto que ya no teníamos ninguna prisa salvo llegar a casa y Adolfo se dedicó a hablar por teléfono. Mientras él hablaba yo me fui al coche y cuando regresó nos marchamos.

Solo quedaban dos horas para llegar a casa y como habíamos descansado algo se pasaron rápido. Durante el camino ya había salido la clasificación provisional de la carrera. Había llegado en el puesto 317 de la clasificación y solo 434 corredores de los 800 consiguieron finalizar la carrera en el tiempo que daba la organización. No estaba mal pero quería analizar el resultado con más detenimiento.

Sobre las 20 h llegamos a casa. Cuando Adolfo sacó su coche de mi garaje nos despedimos porque al día siguiente los dos trabajábamos de mañana. Al entrar por casa lo primero que hice fue llamar a Mara por teléfono y luego poner la ropa sucia a lavar. Mientras la lavadora terminaba cené ligero y luego tendí la ropa. Quería meterme cuanto antes a la cama para descansar puesto que al día siguiente madrugaba y por la tarde recogía a Mara. A las 23:30 h terminé y me fui a descansar, pero hasta las 00:00 h no me dormí.