219-MI UNIVERSO. EL MATERIAL DE CARRERA

CADA COSA TIENE SU SITIO

Javier Sanmartín Soler

Para el día de la carrera existía un listado con el material que había que llevar de forma obligada. Por suerte no se trataba de una carrera de autosuficiencia puesto que había avituallamientos y el recorrido estaba señalizado. Eso facilitaba bastante las cosas.

Este material tenía que estar listo a la hora de tomar la salida y durante el transcurso de la prueba. La organización de la carrera podía realizar controles en cualquier momento y a lo largo del recorrido para verificar que se portaba. El material que había que llevar era el siguiente:

DNI, pasaporte o carnet de conducir (con foto).

Dinero en metálico (euros).

Teléfono móvil con saldo y batería suficientes.

Luz delantera, linterna o frontal con batería de repuesto.

Luz trasera de color rojo.

Manta de emergencia.

Chaqueta impermeable con membrana transpirable.

Gorra, pañuelo o similar.

Dorsal de competición.

Depósito de agua de 1,5 litros de capacidad.

Vaso de plástico.

Alimento suficiente para afrontar la prueba.

En el kilómetro 86 de la carrera que correspondía con en el avituallamiento 7º estaba permitido hacer un cambio de mochila. Esto era una cosa opcional pero la mayoría de los corredores hacía. Por lo que tenía que preparar una segunda mochila para afrontar con mayores garantías el tramo final de la carrera.

La idea era usar una mochila con la que empezaría la carrera de noche y una segunda que la utilizaría de día. La mochila principal tendría una capacidad de 10 litros. La segunda mochila sería más pequeña (5 litros) y ligera para afrontar el último segmento de la carrera. Además del material obligatorio fijado por la organización cada corredor podía llevar el material que le resultase indispensable. En mi caso iba a optar por utilizar bastones, gafas de sol, un reproductor de música mp3, una braga de cuello, botellas flexibles de agua (2), crema solar y vaselina.

También tenía que tener presente que a la hora de usar la segunda mochila tendría que traspasar algunas cosas de la mochila principal. Puesto que había cosas que no tenía duplicadas como era el caso del DNI, el teléfono o de los bastones. Como para el cambio de mochila me tenía que cambiar de ropa, en la segunda mochila además del material tenía que meter un pantalón, una camiseta y unos calcetines de más.

No quería que ninguna de las dos mochilas con toda su carga superase los 3 Kg de peso. Por lo que necesitaba dos buenas mochilas técnicas y un mes antes de la carrera ya las había comprado. Las dos se ajustaban al cuerpo y al correr no se movían mucho. Para ello contaban con un buen sistema de sujeción que además evitaba las rozaduras. Las dos en la parte trasera contaban con un bolsillo central y otro que servía para alojar el depósito de agua que hidrata al corredor con una manguera que llega hasta el hombro.

En la parte delantera de la mochila las dos tenían bolsillos para llevar dos botellas flexibles de 500 ml y así equilibrar el peso del agua de la parte posterior. Además las dos llevaban bolsillos laterales con cremalleras de fácil acceso para llevar comida y material.

Todo debía de ocupar el mínimo espacio. El teléfono que iba a llevar no iba a ser el que utilizaba normalmente, sino que se trataba de un teléfono del tamaño de un encendedor. Este teléfono solo permitía hacer llamadas y mandar mensajes. De lo pequeño y ligero que era parecía de juguete. La manta térmica estaba doblada, no ocupaba casi espacio y venía en una bolsa transparente. Pues aquí era donde además iba a llevar el DNI y un billete de 20 euros. Todo junto ocupaba casi el mismo espacio.

La idea era hacer lo mismo con todo el material. Aprovechar al máximo el espacio disponible de las mochilas. Cada cosa tenía su lugar e iba a estar dispuesta de una forma premeditada. No iba a dejar espacio para la improvisación, puesto que tener las cosas a mano y en el momento que uno las requería era importante. Así solo me tendría que ocupar de correr y cuando necesitase algo al momento podría localizarlo y utilizarlo.