207-MI UNIVERSO. EL HONOR DEL PERRO
HAY QUE TENER AMOR PROPIO
Javier Sanmartín Soler


El perro está considerado como el mejor amigo del ser humano. Son animales inteligentes que se saben ganar a las personas. Son fieles, cariñosos y su compañía nos alegra la vida, por eso se crea un vínculo especial. Su valentía, compromiso y sacrificio son dignos de admiración. Hay una expresión que dice: “No conoces la lealtad en su más pura expresión si nunca has tenido a un perro”.
Es por eso que desarrollan un amor más poderoso que la mayoría de personas. Su lealtad es incondicional al 100% ya que darían su vida por proteger a su dueño. Sus necesidades son cubiertas por la manada y si no se encargan sus dueños. Así se crea un vínculo que se basa en el respeto y la confianza. La clave reside en tres puntos:
– Apoyo emocional.
– Compañía.
– Protección.
Esto invita a reflexionar sobre la lealtad que tienen las personas y que muchas veces no tiene nada que ver. Los animales nos enseñan el significado de la fidelidad, el compromiso y del amor incondicional. Se trata de proteger a los tuyos y son un ejemplo a seguir en cuanto a lealtad y apoyo en cualquier circunstancia. Sin embargo no hay que confundir la lealtad con el interés y algunos estudios han demostrado que esta lealtad puede variar en función de quienes los alimentan. Pero tampoco se les puede culpar puesto que muchas personas también se mueven por el interés.
Haría falta ser mezquino y mala persona para aprovecharse de un animal noble que confía en ti plenamente y te entrega todo su afecto. Y aquí es donde quería llegar para hablar de las personas que se mueven por interés.
Son de naturaleza egoísta y son capaces de traicionar los principios más básicos por los que todos nos deberíamos regir. En este aspecto me sentía bastante identificado puesto que hacía ya tiempo me habían hecho sentir como un perro abandonado. Me habían utilizado y cuando se cansaron me abandonaron. Muchas personas se mueven por el interés y no lo vemos o peor aún no lo queremos ver. Cuando le toca a uno y te traicionan desde dentro la cosa cambia. Te deja una herida profunda. Pero de las malas experiencias es donde aprendemos y yo de esa traición ya había sacado mis propias conclusiones:
– La primera era que a largo plazo había sacado de mi vida a una persona que no me convenía y eso era una ventaja.
– La segunda era que las personas que me apreciaban se volcaron en mi. Me demostraron apoyo y comprensión en momentos difíciles y por eso se ganaron mi gratitud. Me sentía honrado de contar con ellos.
Había pasado ya tiempo y las heridas estaban cerradas. Como recuerdo solo quedaba una cicatriz que me servía de recordatorio y que tenía siempre presente. Cada persona que me había ayudado si necesitaba algo solo tenía que pedirlo e intentaba estar pendiente de ellos.
El perro herido que habían abandonado a su suerte con el tiempo se había recuperado, aunque había costado su tiempo. El camino había sido largo y lleno de dificultades. Había tenido que tragar mucha mierda y contener la rabia. Lo habían subestimado y ahora era un perro diferente. Era más fuerte, independiente y precavido. Ahora ya no era tan fácil aprovecharse de él aunque seguía siendo de naturaleza noble y tranquila.
No se metía en problemas, le gustaba vivir en paz. Pero si los problemas lo buscaban o tenía que defender alguno de sus huesos luchaba con toda su energía. Siempre estaba alerta y preparado para cualquier situación. Además contaba con la ayuda de otros perros que le complementaban. Así era capaz de todo y no necesitaba más. Solo quería estar tranquilo sin que nadie me tocase las pelotas.