205-MI UNIVERSO. LA POTENCIA SIN CONTROL

HAY QUE ENFOCAR TODA LA ENERGIA

Javier Sanmartín Soler

Mi forma física era buena, podía entrenar casi todos los días sin apenas descansar. Para finales de enero de 2019 en una semana había corrido 211 Km que era una barbaridad y el 24 de febrero en un solo entrenamiento hice 62 Km seguidos.

Pero de que me servía hacer unos entrenamientos tan exigentes si luego no podía demostrar al resto de la gente de lo que era capaz. Había semanas en las que podía entrenar mucho y no se lo comentaba a nadie. Entrenaba sin ningún criterio, lo que me apetecía y sin ninguna motivación adicional. Aun así era feliz, pero a veces tenía la sensación que parecía un pollo sin cabeza.

Lo que pasaba ahora era que si quería acabar una carrera dura como la Transgrancanaria con todo eso no iba a bastar. Tendría que ponerme las pilas y entrenar más. Existían numerosos factores externos que no controlaba. Se me ocurrían varios dado que conocía como funcionaba mi cuerpo y sabía las teclas que tenía que afinar. No quería que por un detalle pequeño se arruinara la carrera. Sabía correr pero ahora era cuestión de aprovechar mejor mis recursos.

Era como un formula 1 que iba a correr por primera vez una carrera profesional. De momento tenía ilusión y un buen motor pero había que mejorar muchos aspectos (frenos, suspensiones, dirección...) dado que sino en cualquier curva perdería el control y el coche se estrellaría. Mejorar eso requería muchas horas de trabajo y potenciar los puntos débiles.

Los meses de verano me era imposible entrenar más y no estaba dispuesto a hacer mayores sacrificios. A partir de septiembre la cosa tenía que cambiar, mi hija empezaría el colegio lo cual me dejaría más tiempo y ya no haría tanto calor para poder correr más.

No era muy partidario de seguir un plan de entrenamiento pero esta vez tendría que utilizar una estrategia para llegar en buenas condiciones a la carrera. Tenía que pulir ciertas cosas y seguir unas pautas. A grandes rasgos lo que tenía pensado era:

Descansar algo más por las noches. Dado que dormía una media de unas 7 horas y necesitaba dormir más para recuperarme mejor.

Aumentar el volumen, la intensidad y la duración de los entrenamientos. Doblar entrenamientos y los fines de semana hacer mayores distancias.

Empezar a usar bastones para correr ya que en largas distancias y con desniveles se reduce la fatiga de las piernas en un 33 %.

Era como empezar desde 0. Ahora se trataba de aprender a que el cuerpo se adaptase a esfuerzos de más de 10 h y seguir mejorando. Cuanto más entrenaba más claros veía los errores. Tenía un plazo máximo de 6 meses para prepararme y ya veía que no iba muy sobrado de tiempo. Si lo pensaba detenidamente a lo mejor era un reto demasiado para mí. ¿Cómo se prepara una carrera así?

Tenía que intentarlo ya que dentro de mi había una voz que me empujaba a hacerlo. Si no me implicaba al máximo no lo conseguiría. Solo tenía que preocuparme de que dos cosas estuviesen en su sitio. Si estaban bien el resto iría rodado.

La 1ª era mi hija, cuando estaba con ella tenía que organizarme.

La 2ª era el trabajo, que era lo que a diario más tiempo me quitaba para entrenar.

Para acabar como siempre digo las cosas se hacen por placer y no por obligación. Cuidar de mi hija para mi era un placer, trabajar me suponía desconectar y entrenar me permitía relajarme. En unos meses el listón en cuanto a entrenamientos iba a subir dado que tenía que hacerlo y eso también me iba a generar cierto estrés. Pero era una cosa deseada y entrenar no iba a ser un problema para mí. Era cuestión de organizarme mejor todavía. El resto de cosas pasarían a ser algo secundario. Cada átomo de mi cuerpo tenía que implicarse en conseguir el objetivo. Por eso hasta que llegase septiembre me podía relajar un poco dado que tenía a mi hija todo el mes de agosto y encima tenía vacaciones.