199-EL ORIGEN. EL FINAL
¿TODO SE ACABA?
Javier Sanmartín Soler


Pasó el verano y antes de acabar el año 2018 ya tenía otra vez las cosas encarriladas. En septiembre ya había pagado la entrada para un piso nuevo que lo entregaban antes de terminar el año. Estaba ubicado en un buen barrio, cerca de casa de mis padres, era grande y cumplía más que de sobra con las expectativas que tenía. Era perfecto para volver a empezar.
En cuanto me lo entregasen la idea era la de amueblarlo. A partir del año 2019 solo iba a pagar una hipoteca asequible sin necesidad de pedir más préstamos al banco. Todo esto iba a ser posible gracias a haber estado 6 meses con mis padres ya que pude ahorrar más de lo que pensaba. En cuanto al coche también disponía de dinero para comprarme uno nuevo y pagarlo al contado. Solo necesitaba un coche normal ya que cuando no tuviese a mi hija seguiría usando la moto para desplazarme ya que me gustaba más que el coche.
En el trabajo ahora mi jornada era de lunes a viernes. No trabajaba las noches ni los fines de semana. Llevaba 14 años trabajando a turnos y no me costó adaptarme a ese cambio. Estaba encantado ya que podía hacerme cargo de mi hija con algo de ayuda. Aunque aceptar ese puesto suponía que laboralmente estuviese estancado. Pero no me importaba y de momento me conformaba.
Seguía entrenando aunque tenía que organizarme de una manera distinta a como lo hacía anteriormente. Las semanas que tenía a mi hija corría después de trabajar y antes de que saliese del colegio. Las que no la tenía entrenaba el doble. Como siempre era cuestión de organizarse. Siempre entrenaba después de trabajar salvo los fines de semana ya que era la mejor forma de optimizar tiempo y recursos. Aprovechaba el mediodía cuando salía del trabajo. Cuando volvía me duchaba y luego ya me iba a casa.
Era invierno y hacía frío pero corría a las horas en las que más luz y calor había. Corría por parques, por zonas arboladas y salía de la ciudad. No tenía ningún objetivo a la vista y lo hacía sin presiones dado que aún tenía muchas cosas en el aire. A medida que se despejasen y me fijase en alguna carrera ya entrenaría con más ahínco (pero eso ya sería al próximo año).
De momento disfrutaba perdiéndome por los caminos durante horas sin ver a nadie. Era una sensación placentera poder desaparecer y disfrutar de algo de soledad. Por momentos sentía que correr me ayudaba a apreciar y a valorar de una forma más positiva todas las cosas. Llevaba años ya corriendo y no me cansaba. De hecho cada vez me gustaba más y tenía la suficiente energía como para poder hacerlo durante unos cuantos años más.
Cada día al despertar pensaba en todo lo que había pasado hasta que pude regresar a Zaragoza y ahora solo me salía una sonrisa. Ahora ya podía tener una relación más fluida con mi hija y para mi eso era importante. Si le preguntaba sabía que ella quería pasar bastante tiempo conmigo.
Pensar en Mallorca formaba parte del pasado y gracias a todo lo que había padecido mi vida era más completa. Había estado encerrado en una jaula de oro durante un tiempo y ahora ya era libre. Por el camino se quedaron muchas cosas. Ahora me tocaba una tregua, un tiempo de calma y de sosiego que estaba disfrutando.
Aunque no me gustaba la calma excesiva y por mi experiencia no era bueno acomodarse. Tenía que guardar cierta tensión y estar pendiente de los posibles imprevistos. Desde hacía ya un tiempo que me había acostumbrado a vivir así, pero ahora sentía que otra vez yo era el dueño de mi destino.
Este final solo era otro comienzo. Había aprendido mucho en este tiempo y estaba satisfecho con como se había solucionado todo. Aún tenía veneno pero ya no me afectaba tanto y lo podía soportar. Solo esperaba no cometer los mismos errores en el futuro pero eso no lo podía saber. Se abría ante mi un nuevo camino y estaba dispuesto a recorrerlo de la mejor manera que sabía con mi hija Mara.