192-EL ORIGEN. LO QUIERO TODO

UN MUNDO DE POSIBILIDADES

Javier Sanmartín Soler

Hacía ya unas semanas que había vendido el piso. Ya no tenía que cargar con el peso de la hipoteca y seguía sin creérmelo. Pero andaba con cautela ya que como se dice: “la felicidad no dura mucho en la casa del pobre” y temía que apareciese algún imprevisto. Pese a todo estaba contento y era lo que quería. Al volver a Zaragoza tendría que mirar algo en lo que invertir para meterme a vivir con mi hija. En los días libres que no tenía que trabajar aprovechaba para ver pisos y casas a través de internet. Ya no tenía que comprar un piso viejo, sin ascensor, sin garaje ni trastero y reformarlo. Aunque también podía hacerlo. Ahora tenía un mundo de posibilidades y por suerte podía elegir entre varias opciones.

Podía comprarme un piso nuevo de 2 o 3 habitaciones con garaje y trastero pero tenía que pagar demasiados gastos y el IVA de la vivienda nueva era el más alto y me acercaba al límite del precio que no quería sobrepasar. Había algún barrio que no era accesible para mi pero la mayoría lo eran. También podía invertir en una vivienda usada con garaje y trastero y reformarla a mi gusto. Esto era más asequible para mi bolsillo, podía vivir en muchas zonas de la ciudad. Pero como inconvenientes estaban la propia reforma y que algún piso no disponía de trastero o de garaje. Podía prescindir del trastero si compraba un piso grande pero de lo que no quería renunciar era del garaje.

También podía comprar una casa a las afueras o un ático pero tenía que salir de lo que era el núcleo de la ciudad y eso no me apetecía. Si no tuviese una hija no me hubiese importado hacerlo pero teniéndola no iba a salir de Zaragoza. Había muchas opciones y miré muchísimo pero decidí esperar. Cuando regresase a Zaragoza el mes que viene mis padres estarían en el pueblo y no volverían a la ciudad hasta el mes de septiembre. Mi hija estaría conmigo el mes entero de agosto y en septiembre comenzaría con la custodia compartida por semanas alternas. Después del verano mi hija empezaría el colegio y a las semanas estaríamos con las fiestas del Pilar por lo que hasta octubre no iba a empezar a ver pisos. Además de cara a finalizar el año estaba seguro de que bajaría el precio de las viviendas para vender antes de que terminase el año. De esta forma tenía más tiempo para recoger algo más de dinero.

Luego estaba el tema del coche. Pienso que ya me lo había ganado. Llevaba más de dos años sin tener uno y ya apenas conducía. Esporádicamente le pedía a mi padre que me dejase conducir cuando venía a recogerme al aeropuerto y solo una vez le pedí el coche para llevar a mi hija un día que había quedado con amigos y llovía. Aquí pasaba lo mismo que con el tema de los pisos. Me gustaban muchos. Tan pronto podía estar viendo un coche nuevo familiar como una camioneta todoterreno usada. Me inflé a verlos durante varios días. Había de todo tipo gasolina, diésel, híbridos, eléctricos y GLP. No descartaba nada pero al final tenía que ser práctico, mi idea era la de comprar un coche normal de 5 puertas y 5 plazas que me sirviese para viajes cortos y que tuviese algo de maletero. No necesitaba mucho más ya que además contaba con la moto. El coche digamos que era para usarlo con mi hija y para el invierno.

Pero lo cierto es que durante unos meses no me iba a hacer falta. En octubre cuando mi hija fuese de manera frecuente al colegio y cuando empezase a cambiar el tiempo sería cuando me lo empezaría a plantear. Primero quería comprar el piso así que también había que esperar.

De vez en cuando hablaba con mi hija sobre el tema del piso y del coche. Ella me decía que para su casa nueva quería dormir en literas y yo le decía que tendría una habitación muy bonita. Con respecto al coche ella me decía que le gustaban de color rojo y que tuviese una pantalla para ver dibujos en el asiento de atrás. Yo me partía de risa porque ella únicamente miraba lo que le interesaba.

Pero no solo era el tema del piso o del coche, había esperado tanto que ahora quería tener de todo. Que si un robot de cocina, un aspirador eléctrico, una bici de montaña... parecía un niño. Por suerte no lo era y aunque me calentase no tardaba mucho en darme cuenta de que lo más inteligente era continuar como lo estaba haciendo hasta la fecha sin tener prisas y así poder ahorrar más. Tenía que hacer las cosas bien y estar convencido a la hora de dar esos pasos. Ya aparecería la oportunidad adecuada, de momento me podía relajar un poco y disfrutar.