184-EL ORIGEN. LA ESPERANZA
PASE LO QUE PASE NO HAY QUE PERDERLA
Javier Sanmartín Soler


Mi estado anímico no era malo pero de vez en cuando sufría algún bajón. Anhelaba que viniesen tiempos mejores. Lejos estaban mi familia y mis amigos lo que suponía otro obstáculo que contribuía a que los días malos estuviese bastante mosqueado. Pero eso solo duraba un tiempo, por suerte tengo un buen carácter. Las cosas sucedían según lo previsto y confiaba en que al final todo terminase bien.
Por eso voy a hablar de la esperanza que en los momentos difíciles era para mi una balsa a la que agarrarme en medio del mar. El término proviene del latín sperarare (esperar) y spes (pie). La esperanza es la que nos sostiene, como los pies al caminar. Es un estado de ánimo optimista que surge cuando algo se presenta como alcanzable y se desea.
En la mitología griega se explica el origen de la esperanza a través del mito de la caja de Pandora. Según cuenta la historia después de que Prometeo robase a Zeus el fuego eterno para dárselo a los hombres, este se enfureció tanto que regaló a Pandora una caja donde estaban encerrados todos los males del mundo. Pandora con una curiosidad innata infundida por los dioses abrió un momento la caja para ver su contenido. Aunque la cerró rápidamente todos los males fueron liberados quedando dentro únicamente la esperanza.
Los romanos consideraron la esperanza como a una divinidad a la que se le construyeron numerosos templos, hermana del sueño que da tregua a nuestras penas y de la muerte que las termina. Se representaba bajo la figura de una joven ninfa, con rostro sereno, sonriendo y coronada de flores. En sus representaciones la pintaban con alas ya que era común que escapase cuando uno creía conseguirla. Su color es el verde.
Tener esperanzas implica deseo, confianza, expectación e incertidumbre. En lo que respecta a las religiones, para los cristianos se trata de una de las tres virtudes que capacitan al hombre para tener la confianza de alcanzar la vida eterna con ayuda de Dios. Las otras dos virtudes son la fe y la caridad. Para los budistas se propone suprimir la expectación para que el sujeto adquiera un total desinterés por el futuro y se centre solo en el presente.
Las personas se aferran a la esperanza cuando se encuentran en una situación complicada. Se trata de un recurso basado en la idea de que las cosas pronto mejorarán. Esa confianza funciona como un estímulo que aporta fuerza y tranquilidad. Cuando se pierde la esperanza la vida se vuelve complicada y llena de obstáculos. El hecho de tener esperanza sobre algo indica a la vez que se tiene fe. En muchos momentos de la vida se necesita algún tipo de motivación o de aliento que ayude a conseguir determinados objetivos. La esperanza nos permite levantarnos cada caída con ilusión y con ganas de hacer cosas. Se genera en nosotros cuando nuestras expectativas no son buenas, nos sentimos cansados, agobiados y cuando la vida parece haber perdido significado.
Si se tiene esperanza sobre algo quiere decir que se tiene la confianza de que las cosas van a salir bien. Este estímulo aumenta la perseverancia y la fuerza para seguir luchando. Todo esto nos permite encontrar un nuevo rumbo. Es el motor que nos impulsa cuando nuestras fuerzas desfallecen. Creer es la base de la esperanza. El cansancio y el sufrimiento se transforman en crecimiento y sabiduría. Una actitud positiva permite realizar actividades placenteras, tener unos propósitos claros y firmes e inspirar a otras personas.
La esperanza es como la sangre: no se ve pero tiene que estar. Es algo que circula por dentro de nosotros y nos hace sentir vivos. Si no hay esperanza es como si no tuvieras sangre y es como estar muerto.