181-EL ORIGEN. LA CRISIS DE LOS 40

¿ESO QUE ES?

Javier Sanmartín Soler

Con 15 años fantaseaba con que al hacerme mayor tendría un trabajo, un coche y una casa. Vamos que llevaría una vida estable y sin apenas preocupaciones. Todo esto sucedía cuando el profesor explicaba la lección y a mí no me interesaba lo que contaba. Mi imaginación volaba y pasaba el rato. Luego así me iba y tenía que estudiar el doble ya que me costaba bastante concentrarme en las cosas. Pero en cuanto a mis predicciones no iba muy desencaminado ya que todo eso lo había conseguido. Lo que no pude ver fue que a los 38 años mi vida iba a cambiar totalmente. Digamos que fue una mala racha, pero no me quejaba, lo difícil ya había pasado y ahora tenía otras expectativas.

Si hubiese podido imaginarme con 40 años pocas cosas hubiese acertado. Cada vez estaba más calvo y llevaba aparato en los dientes. Si corría alguna carrera lo haría en la categoría de veteranos. Era para deprimirse. Pero me sentía bien. Físicamente estaba en forma y eso era de agradecer ya que mucha gente con mi edad se descuidaba mucho más. Tenía trabajo, una hija, tenía un perro, ... en general estaba satisfecho. Con mis años los expertos dicen que existen dos tipos de crisis que están relacionadas con la edad:

• Una de ellas es evolutiva y tiene que ver con los años que tenemos y los cambios que experimentamos.

• La otra es circunstancial y está motivada por los cambios que suceden en nuestro entorno y que también nos afectan en lo personal.

Cuando se cumplen los 40 años existe una crisis emocional que coincide con la mitad de la edad que se tiene como expectativa de vida. La persona siente que su juventud ha pasado y entra en la madurez. En ese momento hace un resumen de cómo ha transcurrido su vida y luego realiza un balance para ver si se ha conseguido los objetivos que buscaba.

Es un tiempo de reflexión y de autoevaluación que puede provocar un periodo de tensión psicológica. Los motivos más frecuentes de esta crisis suelen ser diversos pero los más frecuentes son: la excesiva responsabilidad, la inseguridad o la rutina. En este periodo pueden aparecer remordimientos, comportamientos atípicos, aburrimiento y desinterés.

El enfoque que cada uno tiene en ese tiempo es diferente y no tiene que implicar cambios. Pero el no saber manejar esta situación puede llevar a tomar malas decisiones y a una crisis depresiva.

Hay que comprender que es una cosa puntual por lo que es mejor no tomar medidas de las que en un futuro nos podamos arrepentir. Evitar hacer las cosas que normalmente uno no haría, pensar lo que realmente se desea y plantearse metas factibles.

La mediana edad se vive como un trauma, pero yo la veía como una nueva oportunidad que no tenía por qué coincidir con un declive. Cada vez tenía menos pelo y eso era una realidad. Aunque no me preocupaba en exceso. Por ese motivo decidí raparme la cabeza ya que el pelo corto me quedaba mejor. Salvo por el pelo físicamente estaba mejor que cuando tenía 20 años. Al final el deporte era invertir en salud y conservaba el físico.

Tenía que aceptar que el tiempo había pasado y tenía que mantener una buena actitud. Pero no por eso tenemos que dejar de disfrutar de las cosas que nos gustan y que nos hacen felices. Bien enfocado este asunto no es solo cuestión de edad sino de cambios de perspectiva y de evolución personal.

Hacer deporte es un buen método para sentirse sano, en forma y a la larga relentiza el paso del tiempo. En mi caso hacía que mi espíritu se conservase activo y salir a correr me proporcionaba libertad, emoción, diversión y adrenalina. Todo esto ayudaba a que tuviese un renovado interés y no me preocupase lo más mínimo por cosas tan intrascendentes como era cumplir años. Además cuando uno se va haciendo mayor y se encuentra bien cumplir años es un premio. No tenía tiempo para tonterías y sentía que empezaba una nueva etapa.