177-EL ORIGEN. LOS SUPERHEROES

NO TODO EL MUNDO SIRVE

Javier Sanmartín Soler

Un superhéroe es un personaje sobrenatural que pertenece al mundo de la ficción (forman parte de los cómics, de las películas y de las series de televisión) y consiguen realizar una serie de proezas inimaginables. Cada uno de ellos tiene un poder superior o una facultad extraordinaria fuera de lo común (vuelan, tienen super fuerza, super velocidad, telepatía...) Antes de su creación han existido precedentes históricos y literarios en los que se han inspirado; guerreros, atletas... El origen de sus poderes suele ser muy diverso, desde una mutación genética, cualidades sobrehumanas o son extraterrestres. Pero también hay super héroes que son seres humanos y que carecen de poderes especiales, como por ejemplo Batman.

Destacan por ayudar a la comunidad, luchan contra el mal, las desigualdades y se enfrentan con personajes malvados. Sus enemigos también tienen super poderes pero en ellos prevalece su falta de moral y se conocen como villanos. Cada uno tiene su propia historia personal, su motivación que lo define y da sentido a sus aventuras y un peligroso enemigo. Una de las características principales de todo superhéroe es que cada uno tiene un punto débil.

Tienen un profundo sentido del deber, de la responsabilidad y una identidad secreta dado que suelen llevar una doble vida. Estos personajes resultan atractivos para todos los públicos dado su seguimiento tanto en niños como en adultos y esto se traduce en popularidad, audiencia y rentabilidad. Los superhéroes más conocidos son Superman, Batman y Spiderman que nacieron de los comics en EEUU en los años 30. Para muchos el primer superhéroe de la historia es Superman dado que es el que más hemos visto en el cine, la televisión o en los cómics.

Desde que yo era pequeño y vi una película de Superman su historia me gustó y era mi superhéroe favorito. Superman nació en el planeta Krypton con el nombre de Kal-El, cuando era un niño sus padres lo enviaron a la tierra antes de que se destruyese su planeta. A su llegada fue encontrado en un pueblo de Kansas por una familia de granjeros que lo adoptaron. Lo criaron con el nombre de Clark Kent y le inculcaron un estricto código de moral. Con los años el joven Clark empezó a desarrollar una serie de habilidades super humanas y en su madurez decidió usarlas en beneficio de la humanidad. Me encantaba la historia...

Pese a sus grandes capacidades estos personajes también tienen dudas, inseguridades, se pueden sentir solos o incomprendidos. Y aunque están por encima de los demás sus flaquezas los acercan a las personas. Detrás de cada superhéroe hay un mensaje ético e indudable: el mal existe y hay que combatirlo. Esto se puede extrapolar a la vida real de la siguiente manera: “existen dos caminos uno duro y difícil (el del bien) pero que merece la pena y otro malo que puede resultar más sencillo y atractivo pero que es una elección equivocada”.

No hay que obviar que los superhéroes también se inspiran en las personas normales y tienen muchas similitudes. Hay muchas personas que sin llevar una capa son también superhéroes, valientes que no dejan de pelear por cosas injustas, no decepcionan a sus seres queridos, hacen lo correcto y que casi siempre anteponen sus necesidades para ayudar a otros. Para hacer cosas honorables tampoco hay que tener superpoderes ni realizar proezas, a veces basta con hacer cosas sencillas siendo constantes, teniendo determinación, esforzándose, sin dejar a nadie tirado y saber estar en todo momento. A las personas se nos olvida pronto el potencial que tenemos para poder progresar y evolucionar y lo habitual es cansarse rápido. Pero hay personas que no son tan corrientes y en ciertos momentos son capaces de brillar aunque estén perdidas y tengan todo en su contra.

Había días en los que me hacía gracia pensar que mi vida era como la de un superhéroe. No paraba, iba corriendo a todos los sitios, trabajaba, entrenaba, cuidaba a mi hija e intentaba llevar una vida fluida. Estaba entretenido con lo que me tocaba vivir y mis tareas diarias. Tenía que mantener a raya a las cosas negativas y que no me afectasen en exceso durante el transcurso del día. Yo podía con eso, con mucho más y nunca me fallaban las fuerzas.