175-EL ORIGEN. LA NAVIDAD ES PARA LOS NIÑOS

UNAS FIESTAS EXTRAÑAS

Javier Sanmartín Soler

Para el primer fin de semana de Diciembre mi hija ya tenía hecha la carta para “Papa Noel” y cada anuncio que veía en la tele en el que salían juguetes se los pedía para ella. Si aparecía algo de chicos me decía: “eso para ti papa”. Cada vez quedaba menos tiempo para la Navidad y ella constantemente me preguntaba cuanto faltaba. Empezaba la navidad y mis vacaciones terminaban. El 13 de Diciembre regresé a Mallorca, allí la navidad que tenía que vivir era otra. No es que tuviese nada en contra de ella ya que siempre me ha gustado, pero si no tenía a mi familia y a mis amigos cerca la cosa cambiaba. Yo ya había disfrutado y no iba a anhelar una comida o cena copiosa. Al año siguiente ya me resarciría.

Solo me daba pena por mi hija que seguro que me echaría en falta. En mi trabajo a partir del 15 de Diciembre se anulaban los permisos hasta pasadas las fiestas y como mucho podía ir a verla los días sueltos que descansaba entre turnos. El problema era que para esas fechas los precios de los billetes de avión estaban prohibitivos. Por otro lado tampoco quería ir para unos días ya que para mi hija era complicado despedirse. Así que no iba a ir. No se si hacía bien o mal ya que también yo tenía mis dudas. Las cosas estaban así.

Pero antes de irme ya había hecho los deberes y me había preocupado de que aunque no estuviese allí, mi hija y mis sobrinas tuviesen una estupenda navidad. Cuando nos hacemos mayores las cosas pierden encanto y muchas veces ya no las valoramos como antes. Una de estas cosas es la navidad y hasta aquí creo que la mayoría de adultos coincidimos. Pero para los niños la navidad es especial o pararos a pensar lo que suponían las navidades cuando éramos pequeños. Por eso este año solo me centré en dejar mis regalos a los más pequeños de la familia para que sus deseos se vieran cumplidos.

El “Papa Noel” de mi hija sería algo diferente pero no por ello iba a dejar de ser especial. Sus regalos iban a ser tres. Dos juegos de construcción de “Lego” y una Tablet. Los “Lego” eran de la serie “Friends” y estaban indicados para niñas de su edad. El primero llevaba por nombre “La casa del árbol” y tenía más de 500 piezas. El segundo era un hospital y tenía más de 900 piezas. La Tablet también era para niños y tenía una funda de silicona rosa. Durante el mes de Noviembre ya había encargado estos productos a través de internet para que llegasen a principios de Diciembre. La idea era que conforme llegasen los “Lego” los iría montando (dado que hacerlo no era cosa sencilla) y la Tablet la configuraría para que tuviese juegos y películas de dibujos. Todo esto lo tenía que hacer sin que sospechase nada. Y así pasó.

El problema fue que los juegos de construcción eran mucho más grandes de lo que yo pensaba y para montarlos tuve que hacer horas extra. Pero cuando me fui de Zaragoza los “Legos” ya estaban acabados y eran muy chulos. Solo pensaba en la sonrisa que esbozaría cuando los viese. La Tablet aún no había llegado cuando me fui pero ya la entregarían en casa de mis padres. Instalar las cosas que quería no me preocupaba ya que eso lo haría cuando regresase en Enero y era bastante sencillo. Ahora mi hija solo tenía que esperar. Sabía que aunque las navidades no estaría su padre, en casa de los abuelos “Papa Noel” también le iba a dejar regalos. Pero hasta que yo no regresase no iba a poder abrirlos.

Durante ese tiempo la encargada de vigilar sus regalos y que nadie se acercase a ellos iba a ser su perrita Lana. En el momento que “Papa Noel” se los entregaba a Lana ella era la encargada de su custodia y durante el día y la noche no les iba a quitar ojo. Así hasta el día que los recibiese lo único que tenía que hacer mi hija era dar un abrazo a Lana por el servicio prestado. Mi hija se sabía esa explicación del año anterior y estaba tranquila al respecto con sus regalos. Yo adoraba esa historia.

El día 30 de Noviembre mis sobrinas también tenían ya sus regalos de navidad. Pero primero dejadme que os las presente: La mayor. Tenía 6 años y era bastante revoltosa sobre todo cuando se juntaba con mi hija. La pequeña iba camino de los 2 años y no paraba. Estaba en esa edad que solo hacía caso a su padres. Las dos eran movidas y solo querían jugar. Eran buenas niñas y estaban rebosantes de vitalidad.

Unos meses atrás, en una conversación con mi hermano me dijo que su hija mayor tenía que cambiar de bicicleta dado que la que tenía se le había quedado pequeña. A lo que yo le comenté que si se esperaba hasta navidades yo me ofrecía para comprarle otra bicicleta nueva. Y así quedamos. Cuando vi la bicicleta que tenía me eché a reír puesto que mi sobrina mayor ya era grande y en esa bici las rodillas le llegaban al manillar. Pobrecita, esa bici ya no la podía aprovechar más.

Así que un día quedamos para comer y aprovechamos para comprar los regalos de navidad de las niñas. Miramos en 5 sitios en los que tuviesen bicicletas puesto que la que buscábamos era de una medida inferior a la de adulto, ya que era alta y esa bici le tenía que durarle unos años. Cuando ya estábamos empezando a cansarnos de mirar encontramos una bicicleta muy bonita que era perfecta para ella.

La siguiente era la pequeña a la que también “Papa Noel” le iba a traer otra bicicleta pero esta sin pedales ideal para que empezase a montar. Así no tendría envidia de su hermana. Esta bicicleta no tardamos en elegirla ya que como era de iniciación no había tantos modelos. Después de eso le tocó el turno a mi hija y mi hermano escogió como regalo un hotel de “Pinypon” dado que ella ya tenía muchísimas muñecas para poder jugar. Al final nos lo pasamos bien comprando los regalos de navidad.

Faltaba más de un mes para que cada niña abriese sus regalos y para cuando lo hiciesen yo estaría lejos en Mallorca. Pero podía imaginarme esas caras de inmensa felicidad y eso me reconfortaba enormemente.