172-EL ORIGEN. LA IMPORTANCIA DE COGER AIRE

RELAJATE Y RESPIRA

Javier Sanmartín Soler

Llevaba unos meses adaptándome a todo tipo de situaciones, había tenido a mi hija y a mis padres el verano en casa, había estado malo y no pude entrenar todo lo que quise, había trabajado el verano completo sin vacaciones, viajaba cada mes para ver a mi hija... Un día entrenaba por la mañana en Mallorca y por la tarde lo hacía en Zaragoza, una semana estaba haciendo cosas sin parar y la siguiente me sobraba tiempo... y cuantas más cosas tuviera que hacer mejor aprovechaba el tiempo.

Desde el 10 de Noviembre tenía vacaciones hasta el día 17 de Diciembre pero sin trabajar se me iba a hacer largo. A finales de Noviembre ya me aburría ya que estaba acostumbrado a estar bastante ocupado. Tener un mes de vacaciones seguido siempre se me hacia cuesta arriba, pero las cosas estaban así.

Afortunadamente ya volvía a encontrarme bien y podía entrenar con regularidad. Prefería estar ocupado y no parar pero estando de vacaciones tenía demasiado tiempo libre. Por lo que pensaba mucho más. Si ya de normal tenía preocupaciones en este mes tuve más. Era inevitable, tenía muchas cosas en la cabeza y cada vez faltaba menos para que regresara a Zaragoza.

Pero con constancia iba solventando los problemas conforme iban llegando de la mejor manera que podía. La presión me la ponía yo mismo y era importante que estuviese en total plenitud de mis capacidades. Pero tampoco podía abarcarlo todo y había días que se me juntaban varias cosas. Hablo de esos días que todo el mundo tiene de no seguir peleando y de rendirse. Cuando esto sucedía tenía que relajarme un poco y pensar dado que no era muy aconsejable hacer las cosas por pura inercia y sin un convencimiento. Era como una bola de nieve sin control que cada vez se hacía más grande y tarde o temprano eso acabaría mal. Era importante tener claro lo que hacía, porque lo hacía y hasta a dónde quería llegar.

Si una situación nos sobrepasa es el momento de aminorar la marcha, reflexionar y pensar. Existe una frase que dice: “Hay que saber relajarse incluso cuando no hay tiempo para ello”. Debemos encontrar la razón que nos impulsa a realizar tareas y a salir de ese bache. Es importante conocer que es lo que hace que nos levantemos de la cama cada día. Ya que si no encontramos esa motivación será complicado continuar. Una vez que somos capaces de darle sentido a lo que nos proponemos todo resultará más sencillo y placentero de hacer. A veces hay que saber cuando parar, controlar nuestras emociones, coger aire y continuar el camino de nuevo. Con esto conseguiremos ser más productivos, sacar lo mejor de nosotros mismos, hacer mejor las cosas y vivir mejor.

Se trataba de disfrutar en la medida de lo posible y de hacer las cosas por placer. Y así era como me sentía en general. Huida de las obligaciones, de las presiones y del exceso de responsabilidades, pues no quería asumir más de las que ya tenía. Digamos que vivía al día y me conformaba con lo que me deparaba el transcurso de este. No me importaba trabajar o descansar, eso me daba igual. Pero existían varias cosas que hacían que mi energía se renovara. Una era poder hablar con mi hija por teléfono y la otra era poder salir a correr. Con eso me bastaba.

Daba pequeños pasitos que poco a poco me iban acercando a la meta. Y hasta llegar al final del camino por lo menos estaba entretenido. No todo tenía que ser sufrimiento. No quería renunciar a mi tiempo (estuviese ocupado o aburrido) y lo aprovechaba. Lo único que buscaba era paz y serenidad. A veces las cosas pequeñas tienen más importancia de la que pensamos. Poder correr hacía que no estuviese nervioso y me calmaba. Todo esto hacía que mis actos fueran más controlados y mis decisiones más meditadas.