162-EL ORIGEN. LA ZONA DE CONFORT

DE VEZ EN CUANDO HAY QUE SALIR DE ELLA

Javier Sanmartín Soler

En psicología la zona de confort es la zona donde nos sentimos totalmente a gusto. Es un estado mental donde la persona permanece pasiva ante los sucesos que experimenta a lo largo de su vida. Por lo general no tiene mucho sentido querer salir de ella. Es una zona donde no hay sobresaltos ni riesgos. Pero tampoco hay incentivos.

Permanecer un tiempo en esta zona no es grave, el problema viene cuando las personas se acomodan y acostumbran a ella y luego no quieren renunciar. Es un escenario donde abunda la pereza, el miedo y las inseguridades.

Abandonar voluntariamente esta seguridad y exponerse a otro tipo de eventualidades implica un crecimiento interior. Salir de esta zona conlleva miedo, estrés e incertidumbre. Pero por otro lado también nos lleva a tener mayores expectativas de nosotros mismos, a conocernos mucho mejor y a desarrollar nuevas habilidades.

Se trata de afrontar nuevos retos, luchar contra nuestros miedos y aprender de los fracasos para tener una vida más satisfactoria. Hay que aceptar que no somos perfectos, pero que con trabajo y esfuerzo se puede conseguir la mayoría de cosas. Para abandonar esta zona hay que:

1-Reconocer cuales son nuestras limitaciones reales.

2-Aceptarlas.

3-Pensar como podemos vencerlas.

4-Fijar unos objetivos y trabajar.

5-Sacar conclusiones.

Motivos para salir de la zona de confort:

1-Emocionalmente nos hace más fuertes.

2-Crecimiento interior.

3-Amplía nuestros límites.

4-Aumenta nuestra creatividad, productividad y autoconfianza.

5-Tener una vida más completa.

Querer salir de nuestra zona de confort tiene que ser algo voluntario y libre por nuestra parte. Si lo hacemos de forma obligada, forzada y sin ningún convencimiento, eso no funcionará. Debemos encontrar un equilibrio positivo entre esa ansiedad por lo nuevo y lo desconocido que no tiene que hacernos sentir mal.

Tampoco es conveniente querer vivir siempre fuera de la zona de confort. Era curioso pensar que aunque estaba en horas bajas a la hora de entrenar mi cabeza trabajaba en como podía mejorar. Solo pensaba en recuperarme físicamente para poder entrenar tal y como lo llevaba haciendo los meses anteriores. Lo que si que tenía claro es que una vez que me hubiese recuperado tenía que salir de mi zona de confort en la que llevaba meses metido y dar otra vuelta de tuerca. Para ello pensé en hacer varias cosas:

1º- Una vez a la semana tenía que volver a empezar a doblar entrenamientos. Es decir que tenía que correr por la mañana y por la tarde.

2º- De vez en cuando tendría que hacer un entrenamiento más largo de lo habitual.

3º- Tenía que empezar a correr por la montaña para acostumbrarme al desnivel.

4º- Tenía que volver a ir al gimnasio y de vez en cuando hacer spinning para variar un poco.

Con todo esto estaba seguro de mejorar. Pero de momento tenía que esperar.