153-EL ORIGEN. PASO A PASO 1

SEGUIR AVANZANDO CON PASO FIRME

Javier Sanmartín Soler

“No perdono ni olvido porque ni soy Dios ni tengo alzhéimer”

Anónimo

Con el tiempo había aprendido a organizarme mejor. Planificaba las cosas con la antelación suficiente para que nada me sorprendiese ya que no quería llevarme más sorpresas. Mentalmente repasaba todo una y otra vez en mi cabeza mientras corría para no dejar nada al azar. Quedaba más de un año para que pudiese regresar a Zaragoza y a veces tenía la sensación de que casi todo el mundo ya se había olvidado de mi, aunque realmente no era así. Seguía agazapado en mi agujero esperando que cesara la tempestad y para mi seguían siendo horas bajas. Pero no por ello tenía que rendirme.

Aprendí a vivir con menos, aprovechar mejor los recursos que disponía, a prescindir de cosas superficiales, a disfrutar de las cosas sencillas, a valorar más lo que tenía y a cuidar más de mi y de mi entorno. Cada día era especial y único. Si trabajaba me organizaba para hacer todo lo que quería antes de entrar y si no trabajaba me podía relajar un poco más.

Cuando no estaba con mi hija me podía acostar más tarde pero lo normal era que lo hiciese entre las 00:00 h y 00:30 h. Si no trabajaba me despertaba entre las 08:00 h y 09:00 h. A lo largo del día siempre dedicaba algo de tiempo para mi. A veces ese momento podía durar solo unos pocos segundos pero recargaban toda mi energía. Hablar con mi hija, estar relajado, mirar al cielo, leer, tomar el sol, bañarme en la piscina, caminar, correr, ir en moto... La cuestión era estar satisfecho, agradecido y valorar lo que tenía.

Cada día que pasaba me acercaba más a mi objetivo. Intentaba exprimirlos todos al máximo, había días mejores y otros que no eran tan buenos. El simple hecho de cambiar de mes en el calendario ya era motivo de alegría para mi. Me preocupa el futuro a largo plazo ya que tenía que solucionar numerosas cosas, pero el presente también me preocupaba. Por lo que solucionaba los problemas conforme iban llegando.

De vez en cuando hablaba por teléfono con mi familia y mis amigos para ver que tal les iba. Me encargaba de las tareas domésticas de la casa sin que se acumulasen para que resultase más agradable vivir. La nevera llena de comida, la ropa limpia... todas estas cosas eran necesarias y contribuían para que tuviera una buena salud mental. No es que me obsesionase con el orden y la limpieza, ya que solo dedicaba el tiempo necesario para tener la casa limpia y ordenada.

Pero como digo esas cosas también tenían su importancia. Si mi propia casa era un caos eso hubiese afectado a todo mi universo y ya bastantes problemas tenía como para añadir otro más. A todo el mundo le da pereza limpiar y ordenar pero era necesario hacerlo. Solo era cuestión de sacar tiempo. Marcaba en el calendario de la cocina las fechas en las que tenía cualquier evento especial, desde trabajo, ir al dentista, viajar, cualquier cumpleaños familiar, pagar cualquier recibo, etc... Cada día en cuanto me despertaba en mi cabeza ya había un planning de las cosas que tenía que hacer. La idea era sencilla estar ocupado y no dejar de hacer cosas.