146-EL ORIGEN. EL INSTINTO

TIENES QUE FIARTE DE EL

Javier Sanmartín Soler

Correr puede ocasionar numerosas complicaciones al organismo si no hacemos las cosas de la manera correcta. Cada corredor debe adaptar diferentes ejercicios para mejorar las capacidades físicas básicas. Para poder realizar cualquier actividad y que su progreso resulte más fácil la base es tener un centro abdominal fuerte. Nada tiene que ver la persona que prepara por primera vez una prueba de 5 Km con el que se prepara para correr largas distancias. Las motivaciones y los entrenamientos son diferentes.

El corredor ocasional lo hace para mantener el estado físico o por razones de peso y entrena de forma esporádica. Sin embargo el corredor habitual entrena y esta habituado al deporte. Correr es un ejercicio sano y recomendable pero correr largas distancias no es apto para todos. Cuanto mayor nivel de estrés sometamos al cuerpo mayores riesgos existirán. Se necesita tiempo y aclimatación para aguantar entrenamientos intensos y prolongados. Si el cuerpo no está preparado para estas demandas es mejor no seguir.

A partir de los 35 años el cuerpo sufre un pequeño declive que conforme se incrementa la edad aumentará. Pero esto no nos debe impedir disfrutar del ejercicio físico independientemente de la edad que tengamos. Se trata de sentirse a gusto con lo que se hace y que lo que hagamos no resulte una obligación. Si física y psicológicamente nos encontramos bien tendremos un refuerzo.

Es cierto que machacarse corriendo debilita el sistema inmune, pero también es cierto que todos deberíamos conocer y explorar nuestras limitaciones. El sistema inmune de una persona que entrena durante horas es diferente que el de una persona sedentaria. En ningún caso se debe practicar deporte a niveles extremos sin ningún tipo de seguimiento o de control. Sin un mínimo de condición física el corazón sufre mucho. Cada cuerpo, cada organismo es diferente de los demás y no se puede generalizar. Las consecuencias de correr grandes distancias entre otras pueden ser:

  • Se pierde masa encefálica.

  • Se acelera la oxidación.

  • Daño muscular y daño renal.

  • Se deterioran las articulaciones de pies y de rodillas.

  • Se pierde agilidad mental y aparece el aturdimiento.

  • Pueden aparecer arritmias, infartos y paro cardíaco.

Lo que está claro es que cada uno somos dueños de nuestro destino y como adultos tenemos que tomar las decisiones que más nos convengan, sean acertadas o no. Constantemente salen a la luz estudios que indican los efectos negativos que tiene correr en exceso y muchas veces lo único que consiguen es asustar a las personas que los practican. Hay que ser precavidos porque la salud de uno es lo más importante. Pero también hay que recordar que como seres humanos que somos, está en nuestra genética explorar nuestros límites.

Correr grandes distancias se lleva haciendo desde hace miles de años y se seguirá haciendo. Cada uno tiene que ser lo suficientemente responsable para saber lo que está haciendo, lo que entrena, la vida que lleva y ver si puede compaginarlo. Al final es cuestión de pequeños detalles, de pulir imperfecciones y saber que cuanto más se entrena, más se conoce uno como corredor.

Para mi correr era algo natural, instintivo y me hacía sentir bien física y mentalmente. Pero había una razón de peso importante: me aportaba paz interior y me tranquilizaba. Eso era lo más importante y de momento lo único que quería hacer era seguir ese instinto para ver hasta donde podía llegar. Intentaba hacer las cosas que veía que las podía hacer y me resultaban factibles. Correr era importante pero tampoco tiene que ser lo principal, es solo un pasatiempo. De todas formas el mejor indicador era mi propio cuerpo y si me pasaba pronto me lo hacía saber.