139-EL ORIGEN. LA DECEPCION
DE MORROS CONTRA EL SUELO
Javier Sanmartín Soler


Este es el resumen del artículo 96 cuando fui a Madrid a participar en la carrera "100 Km pedestres Villa de Madrid" que se celebró el Domingo 30 de Octubre del año 2016.
La semana anterior a la carrera ya estaba en Mallorca. Lo único que hice fue ir a trabajar, las tareas de la casa y ejercicio moderado. Ningún día de esa semana salí a correr y con todo esto pensé que sería suficiente para afrontar la carrera.
El Domingo 30 ya estaba en Madrid y a las 06:00 h sonó el despertador, había dormido lo suficiente. Me levanté, desayuné y me vestí rápidamente. A las 06:25 h estaba camino de coger el metro. Ya en el metro la única persona que se encontraba con ropa de deporte era yo.
A las 07:10 ya me encontraba en el lugar donde iba a dar comienzo la carrera. Al llegar fui a dejar la mochila en las taquillas que la organización había dispuesto para los corredores. Estaba amaneciendo y hacía frío. Muchos de los participantes estaban en manga corta y camiseta de tirantes. Yo era más flojo y llevaba mis mallas largas y un cortavientos ya que soy bastante friolero.
Ya en el arco de salida cuando faltaban unos minutos para que comenzara la carrera noté que había muy poca gente, solo unas 20 personas. El recorrido consistía en dar 20 vueltas a un circuito de 5 Km. Apenas estábamos gente para correr y parecía una cosa improvisada e informal.
Lo siguiente que sucedió fue que se retrasó más de media hora la salida de la carrera por unas comprobaciones en el circuito. Esto suponía que si quería acabar la carrera tenía como máximo menos de 10 horas para hacerlo ya que sino no dispondría de tiempo para ir al aeropuerto. Me olvidé del tiempo, solo pensé en que tendría que correr a una media de 10 Km/h y que cuando bajase de ese promedio ya vería lo que haría. Así que a poco más de las 08:00 h de la mañana comenzó la carrera.
El panorama era bastante desolador, estábamos corriendo por Madrid con las calles cortadas al tráfico y salvo porque cada uno de los participantes llevábamos un dorsal, aquello no parecía una carrera. Los primeros kilómetros pasaron rápido, el circuito era corto y me dediqué a observar el trazado, había varias subidas tendidas, De momento no suponían un problema pero más adelante seguro que costaría terminarlas. Solo había un solo avituallamiento y se realizaba al iniciar cada vuelta, o sea cada 5 kilómetros.
Cuando llevaba 30 Km noté molestias en mis cuádriceps. No le di mayor importancia, ya que no llevábamos muchos kilómetros de carrera ni llevaba un ritmo alto. En el kilómetro 40 me di cuenta de que realmente no eran unas molestias que con el paso del tiempo iban a desaparecer, sino que se trataba de una sobrecarga y que eso me iba a condicionar bastante.
Lo cierto es que no entendía muy bien todo aquello, había entrenado para correr mucho más o por lo menos para que estas molestias aparecieran por lo menos de cara al final de la prueba. Había descansado lo suficiente por lo menos la última semana. Además hacía un día estupendo para correr por lo que por mucho que pensara no podía encontrar una explicación lógica.
Las cuestas que había a lo largo del circuito habían sobrecargado mis músculos y eso que tampoco eran excesivas. Mi cabeza se empezó a llenarse de pensamientos negativos. Conforme pasaba el tiempo las sensaciones que tenía no fueron mejores hasta que finalmente me dejé llevar. Pensé que no pasaba nada por tirar la toalla, total nadie se iba a enterar ni siquiera de que había estado en Madrid ya que apenas se lo había dicho a nadie.
Y así lo decidí, terminé haciendo 50 Km, que era la distancia mínima que se podía realizar para terminar la carrera. Lo que hice lo podía haber hecho cualquier día entrenando, por lo que cuando crucé la meta sentí algo de vergüenza.
Me duché y me fui apresuradamente a comer sin tener remordimientos pese a que sabía que no había hecho bien. El resto de corredores seguían corriendo y esforzándose, pero eso a mi ya me daba igual.
Al terminar de comer tenía que ir en metro hasta el aeropuerto y esperar tres horas en la terminal hasta coger el avión que me llevase a Palma de Mallorca. Una vez en Palma tenía que coger un autobús y luego trabajar toda la noche.
Después de un día largo a las 23:00 h llegué ya cansado a mi puesto de trabajo dispuesto a pasar la noche. Solo esperaba que pasase tranquila y fuera algo rápido. Por suerte para mi la noche fue tranquila, pero pasó muy despacio.
A las 07:00 h cuando salí de trabajar un compañero me acercó a la estación de tren ya que le pillaba de paso. Yo a esas horas estaba aletargado y me hizo un gran favor al acercarme, ya que a esas alturas estaba bastante cansado. A las 08:30 h por fin llegué a casa y a las 09:00 h me metí en la cama.
Dejé que pasaran unos días sin pensar en la carrera. Al tercer día miré por curiosidad el resultado de la prueba. En lo que a mi me importaba, solamente habían terminado la prueba dos personas y yo había hecho un tiempo de 5 horas y 12 minutos en completar 50 Km. Lo peor de todo era que no podía encontrar una excusa para mi penoso rendimiento.
Había entrenado bien el tiempo previo de la carrera y había descansado lo suficiente los días anteriores. La alimentación no la había descuidado y no arrastraba problemas físicos. El problema fue que no me esforcé lo suficiente y con la primera adversidad con la que me topé fue suficiente para rendirme sin haber luchado por lo menos algo más. Estaba decepcionado conmigo mismo y me sentía frustrado.
A raíz de la decepción de Madrid algo cambió. Estaba desmotivado y no tenía ganas de correr. Anímicamente mi cabeza se llenaba de pensamientos negativos cada vez que salía a correr. Así era difícil de hacerlo ya que era como si arrastrase un ancla. Lo que antes no me suponía ningún esfuerzo ahora me costaba una eternidad y lo hacía sin ganas.
Estaba saturado y necesitaba relajarme un tiempo en cuanto a correr porque ya no disfrutaba. Necesitaba desintoxicarme, darme un tiempo y recuperar mis sensaciones para empezar otra vez. Si perdía la ilusión se había acabado, si salía a correr por obligación sabía que era mi fin y de seguir ese camino estaba llegando al final.