129-EL ORIGEN. CREO EN MI

SI TU NO LO HACES NADIE LO HARA

Javier Sanmartín Soler

Es muy importante aprender a creer en uno mismo, tener confianza suficiente, asumir riesgos e intentar nuevos retos. ¿Estas vivo o no? Pero para empezar hay que plantearse dos preguntas: ¿Quién eres? y ¿Qué quieres conseguir? No se trata de una transformación completa y no tienes que cambiarlo todo. A veces para conseguir algo basta con hacer unos pequeños cambios. Si no te gusta como van las cosas está en tu mano cambiarlas. Se trata de enderezar el rumbo y recuperar el control.

Es un viaje a nuestro interior para volver a ser felices. Hay que hacer hincapié en varios puntos que reforzarán y sustituirán las cosas que nos dañan.

  • La autoestima.

  • La confianza.

  • El desahogo.

  • El desarrollo.

  • La actitud.

  • La preparación.

  • El objetivo.

  • La curación.

La autoestima: es la percepción evaluativa de nosotros mismos. Esta compuesta por rasgos corporales, mentales y espirituales que forman la personalidad. Aumentar la autoestima es importante para que nos sintamos bien. La mayoría de las inseguridades de las personas están asociadas a una baja autoestima. Hay que saber protegerla e incentivarla, por eso es importante que sepas valorarte adecuadamente, cuidarte y quererte tu mismo.

La confianza: Es la seguridad que alguien tiene en otra persona o en algo. Es uno de los pilares del desarrollo personal, basado en la lógica y el sentido común. Nos permite enfrentarnos a la vida con más decisión. Que tengas más confianza en ti mismo incrementa tu bienestar, tu satisfacción personal y hará que tengas una mayor autoestima. También es importante que la gente confíe en nosotros.


El desahogo: Las emociones no las podemos ocultar y se acumulan. A veces por algún motivo podemos tener alguna discrepancia o malentendido que pueden derivar en una discusión. Esta situación puede llegar a ser desagradable y a veces ante una clara provocación es mejor callarse, evitar una confrontación directa y seguir nuestro camino. Pero aunque evitemos esta situación no necesariamente habrá terminado ya que nuestro organismo tendrá que asimilarla y no todas las personas encajan de la misma forma estos problemas. Encuentra algo que sea tu vía de escape que te permita desestresarte cuando estés agobiado. Los problemas no necesariamente desaparecerán con rapidez, pero desahogarte te permitirá tener una perspectiva diferente de ellos cuando tu cuerpo se encuentre liberado. El deporte suele ser recomendable, hablar, leer, escribir, viajar, etc... lo aconsejable es que cada uno decida lo que le relaja.


El desarrollo: La vida es un paso continuo de acontecimientos. No por ser adultos hay que pensar que lo sabemos todo y que ya es tarde para aprender. Se aprende a cualquier edad, de todo tipo de circunstancias y de personas. Lo habitual es que nuestra mente con los años se abrirá más, será más sabia y serena. Todos tenemos la facultad para cambiar las cosas que nos hacen ser infelices. Reconocerlas facilita las cosas enormemente y hay que poner de nuestra parte para que los cambios que tengamos que hacer se lleguen a producir. Tu diriges tu vida y el rumbo que quieres tomar.


La actitud: Respecto a este tema y desde mi punto de vista hay dos clases de personas, las que ven siempre la botella medio llena (los optimistas) y los que ven siempre la botella medio vacía (los pesimistas). Todos encajamos en uno de estos aspectos por nuestra forma de afrontar los problemas. Desde luego que cuanto más optimista seas mejor, pero también debes de ser una persona realista y con los pies en la tierra. Tener una actitud positiva y correcta ante los problemas te hace ser más equilibrado.


La preparación: Es la manera de sortear los inconvenientes que van surgiendo por el camino. Cuanto más preparados estemos más recursos y habilidades habremos desarrollado para hacer frente a los obstáculos e imprevistos que puedan aparecer. Una buena preparación aumenta la autoconfianza de la persona ya que hace que el objetivo que pretende conseguir lo vea como una cosa posible y cercana. Es importante una planificación previa para poder organizarse de una manera eficiente.


El objetivo: Es el propósito de todo nuestro esfuerzo. Todos tenemos objetivos, sueños, ambiciones y metas. Estos pueden ser a corto plazo y otros serán a largo plazo. Conforme a esto hay que establecerse metas factibles y habrá que tener cuidado con la frustración ya que puede ser un lastre. Los propósitos a largo plazo suelen ser más difíciles de conseguir, pero la satisfacción al conseguirlos será mayor. Cuando se cumple un objetivo seguidamente habrá que buscar otros nuevos con el fin de que constantemente nos propongamos nuevos retos para así poder estar ocupados y que no exista ningún vacío.


La curación: No permitas que los malos sentimientos se apoderen de ti. Es normal que durante algún tiempo y que por cualquier circunstancia podamos albergar malos sentimientos hacia nosotros mismos o hacia otras personas, pero con el tiempo estos sentimientos deben minimizarse o desaparecer. Recordar cosas negativas, los mantendrá vivos en nuestra mente y seguiremos deprimiéndonos. La vida sigue, céntrate en lo que realmente importa y sin que te des cuenta estos fantasmas se alejarán de tu mente. El tiempo pasa factura para todos y el que siembra tarde o temprano recoge. Pero esa labor no nos corresponde a nosotros. Es mejor vivir despreocupados, tranquilos y en paz.

Hay que recordar que hagamos lo que hagamos el objetivo es mejorar nuestra existencia y la de las personas que nos rodean. No debemos olvidar que tenemos que tratar de ser felices. Las cosas las hacemos porque creemos en nosotros y en el fin que perseguimos, no hay que hacerlas por pura inercia y que nos supongan una obligación.