122-EL ORIGEN. EL EQUILIBRIO
ENCUENTRALO PARA CORRER MEJOR
Javier Sanmartín Soler


Progresar es avanzar, experimentar mejoras o adelantos. Hacer esto a la hora de correr puede ser complicado, ya que la gente quiere obtener resultados rápidos y satisfactorios invirtiendo el menor tiempo posible. Correr y progresar requieren un equilibrio (ya que depende de numerosos factores) que en cualquier momento se puede romper y como consecuencia no se puede alcanzar los objetivos deseados.
Para preparar cualquier carrera lo primero que hay que tener en cuenta es que hay tener una constancia a la hora de entrenar. La regularidad también hace que el cuerpo se habitúe al ejercicio. Debemos conocer nuestras sus limitaciones y puntos débiles a la hora de entrenar (ej: algunos no les gusta madrugar, no doblan entrenos, al cabo de un tiempo les duele una determinada zona como pueden ser las rodillas, los tobillos, etc...)
Cada persona es diferente y cada cuerpo tiene unas necesidades, hábitos y costumbres distintos de los de otra. Que sean diferentes no quiere decir que sean mejores o peores que las que puede tener otro corredor. Cada uno debe experimentar que cosas le pueden resultar provechosas y sacarles todo el partido que sea posible. Somos únicos y no hay patrones claramente establecidos para determinar al 100% las pautas que hay que seguir para convertirse en un buen corredor.
Debemos escuchar e interpretar lo que en cada momento demanda nuestro cuerpo. Muchas veces se nos olvida que el mismo cuerpo es una máquina de precisión con miles de años de evolución y que correr forma parte de su naturaleza. El cuerpo se puede forzar hasta cierto punto corriendo, pero con cuidado. Aún así tenemos que ser conscientes de que correr conlleva algunos riesgos y hay que asumirlos. Para progresar hay que saber que la mayoría de veces es cuestión de tiempo, trabajo y no tener excesiva prisa. Por lo que es recomendable que no subestimemos tres cosas:
Nuestras capacidades.
A otros corredores.-
Las carreras.
El peor enemigo de un corredor es uno mismo. Existe un gran número de personas que piensan que pueden correr dado que cada vez hay más carreras y son más mediáticas. Tener una mentalidad positiva es bueno, pero el físico también tiene que acompañarnos y debe existir una preparación previa.
Tampoco conviene que subestimemos a otros corredores ya que cada persona acumula experiencia, kilómetros y entrenamientos que a simple vista no podemos ver, pero que en el transcurso de un entrenamiento o en el desarrollo de una prueba lo podríamos apreciar. La gente puede engañar mucho a simple vista en este aspecto, por lo que es recomendable ser prudente y que cada uno corra a un ritmo que le resulte cómodo mantener.
Y por último tampoco hay que subestimar las carreras que vayamos a preparar, ya que habrá que tener en cuenta algunos aspectos que no debemos ignorar (ej: en que fechas se van a celebrar, las condiciones meteorológicas, desniveles existentes, etc...). Cuando uno entrena con frecuencia, conoce mejor sus necesidades y gracias a esto se pueden establecer mejor las pautas de descanso y de alimentación. Para preparar una carrera los entrenamientos tienen que tener una carga progresiva que el propio cuerpo sea capaz de soportar. Hay que aumentar de manera gradual aspectos importantes como distancias, tiempo e intensidades para conseguir una mayor resistencia.
Igual de importante serán los descansos que tendremos que hacer después de entrenar. Como hemos dicho antes cada persona es única y con respecto al descanso, cada uno tiene que seguir sus propias pautas. De lo que se trata, es de que cuando se vuelva a retomar un entrenamiento el cuerpo tiene que estar lo suficientemente recuperado del anterior esfuerzo. Si no respetamos estos descansos lo más probable es que enfermemos o nos lesionemos.