109-EL ORIGEN. EL TIEMPO
TIC TAC, TIC TAC. EL TIEMPO NO SE DETENIENE
Javier Sanmartín Soler


El término tiempo proviene del latín tempus y es una magnitud física fundamental, con la que se mide la duración o separación de los acontecimientos. Permite secuenciar los hechos y determinar los momentos. Es un concepto relativo de gran complejidad y puede ser concebido de múltiples maneras. El tiempo avanza de forma inevitable y no hay absolutamente nada que podamos hacer para cambiar su curso. La unidad básica para medirlo en el Sistema Internacional es el segundo.
En la filosofía griega el tiempo fue estudiado entre otros por Platón, Aristóteles y Plotino y tenía dos vertientes, una absoluta y otra relativa. Isaac Newton y Albert Einstein fueron dos científicos importantes que también lo estudiaron.
El tiempo se presenta como algo que va pasando, que tiene un presente que se va haciendo pasado y que se dirige hacia un futuro. Puede pasar rápido, lento, se acelera o incluso se detiene dependiendo de las circunstancias. Así para un niño que está jugando en el patio del colegio pasará rápido y para un preso que está en la cárcel pasa despacio. El transcurso del tiempo depende de la situación y del momento en que nos encontremos. Siempre pasa al mismo ritmo, pero depende del sistema de referencias del observador.
Con respecto a las personas, nos permite llevar una vida organizada. Por eso debemos de tratar de aprovecharlo al máximo. El tiempo pasado se pierde y ya no es posible recuperarlo, por eso debemos encontrar la manera de sacarle provecho. De vez en cuando tenemos que sacar tiempo para nosotros mismos y aprovecharlo en hacer algo que nos guste y que verdaderamente queramos hacer sin ningún tipo de obligación ni presión (pasear, montar en bici, ir al cine, construir una maqueta, leer, etc...)
Cuando salía a correr sentía que aprovechaba el tiempo y era más consciente de todo lo que sucedía a mi alrededor. Mi cuerpo se adaptaba perfectamente. El corazón funcionaba como un motor y bombeaba la sangre a los músculos que a través de los huesos y de las articulaciones se encargaban del movimiento sin apenas esfuerzo. Al hacer ejercicio me encontraba más activo, era mucho más sensible, consciente y nota más cualquier cambio, por pequeño que fuera. Era como si se agudizaban mis sentidos. Como mi cuerpo no requería excesiva atención mi mente era libre para poder pensar.
Esto me permitía olvidarme del plano físico y así podía correr durante horas. En esos momentos era cuando el tiempo parecía que se detenía y cuando acaba de correr, los problemas y preocupaciones los veía de otra manera. Al finalizar me encontraba renovado, oxigenado y lleno de energía, mi mente estaba más despejada y relajada. El tiempo pasaba rápido mientras corría sin embargo el tiempo que había pasado había sido el mismo que si me hubiera quedado en casa. La diferencia era que sentía que había hecho algo de provecho y lo había disfrutado.
Pero también existían otras maneras en las que el tiempo pasaba muy despacio. La más reseñable era cuando no estaba con mi hija. Los días que no tenía que trabajar o no tenía que cuidar de ella pasaban despacio. Esos días eran malos y duraban tanto como tres. Intentaba estar ocupado haciendo cosas para que pasaran antes. Era una lucha interna para que mi mente estuviese ocupada y no me invadieran pensamientos pesimistas. Como no tenía a mis amigos cerca tenía que idear la forma de entretenerme haciendo cosas yo mismo, no necesitaba de mucho para buscarme tareas que me distrajeran.
El resto de los días pasaban rápidamente a una velocidad y un ritmo normal. El tiempo era algo que inexorablemente iba transcurriendo lo aprovechase o no. De nada me iba a servir estar deprimido en casa sin hacer nada esperando que las cosas se arreglasen solas. Eso no iba a pasar, pero tampoco iba a estar feliz con los problemas que tenía. Lo mejor era intentar hacer algo positivo cada día para recuperar la normalidad. Al final todo sumaba y se trataba de que predominasen más los días buenos que los malos.