108-EL ORIGEN. EL PASADO

HAY QUE ACEPTAR LOS CAMBIOS

Javier Sanmartín Soler

Apenas había pasado medio año desde que me habían operado de una hernia inguinal. Después de eso estuve seis semanas sin correr y la médico que me operó me dijo que cuando volviese a hacer ejercicio me lo tomara con calma. Y eso es lo que hice al principio. Pero como ya había pasado el tiempo suficiente para recuperarme, ya estaba corriendo unos cinco días a la semana. De vez en cuando achacaba alguna molestia por la operación (cosa que ya me avisaron que podía pasar), pero era algo lógico. Poco a poco fui recuperando la forma física, desaparecieron las molestias y todo volvió a la normalidad.

Con los años y con el entrenamiento había aprendido que podía fiarme de mis propias sensaciones y escuchar lo que mi cuerpo demanda. Una valoración médica era importante, pero los médicos también se pueden equivocar y al final uno mismo también sabe si su cuerpo funciona bien.

Por otro lado en este tiempo mi vida personal había cambiado bastante, mis amistades estaban lejos y me encontraba prácticamente solo y aislado. Había cosas que aún no alcanzaba a comprender y por mis cabeza pasaban muchas cosas. Pero no podía aferrarme al pasado y al dolor para continuar. Sabía que el tiempo pondría todo en su sitio, pero los meses que me esperaban no iban a ser del todo agradables y tendría que afrontar cosas complicadas.

Intentaba estar tranquilo, sin molestar a nadie y no quería más complicaciones de las que tenía. Pero era difícil evitar los problemas cuando estaba en el centro aunque no quisiera. No me gustaba la polémica, las discusiones ni los conflictos. Pero tampoco soy de las personas que miran a otro lado cuando existe un problema, no me amedrento o me hago pequeño. Tampoco busco peleas ni provoco situaciones tensas, pero os aseguro que si hay que enfrentarse con alguien por un motivo más que justificado no me importa hacerlo.

Sin saber como estaba inmerso en una guerra y no me iba a quedar con los brazos cruzados (sobre todo habiendo una niña pequeña de por medio). Yo no había provocado nada. Por lo que tragué saliva, apreté los dientes, me tranquilicé, respiré y comencé a defenderme de la única manera que sabía hacer: con tranquilidad y con mi orgullo maltrecho. Pero tenía que estar calmado, ya que cualquier cosa que hiciese mal lo podía pagar bastante caro por lo que tenía que andar con cuidado.

Ahora era tiempo de sembrar y permanecer con un perfil bajo. Más adelante tocaría recoger. A la fuerza tenía que olvidar y adaptarme a lo que me tocaba vivir. No resultaba fácil y me iba a llevar su tiempo asimilar todo lo que había ocurrido y encontrar el lado positivo de la situación. Me considero una persona fuerte y entera y os aseguro que pocas cosas en mi vida me daban miedo y desde luego que la situación que estaba viviendo no era una de ellas. Aunque reconozco que me pilló por sorpresa y estaba completamente desorientado. Pero solo necesitaba tiempo para recomponerme.

El pasado estaba reciente y desgraciadamente no podía hacer nada para cambiarlo. Vivía una situación que yo no había provocado, me había sido impuesta, así que tampoco me iba a conformar y compadecerme dando pena por todos rincones (esa fase solo duró unos días). Tenía que levantarme, continuar y estar preparado para pelear. No tenía que sentir ninguna vergüenza. Seguía teniendo familia, trabajo, inquietudes y estaba rebosante de una energía que debía reconducir ya que sino iba a explotar como una bomba nuclear y arrasaría con todo. Cosa que no iba a pasar puesto que aunque me llevasen al límite podía controlarme y sabía comportarme.

Además hay que saber encajar los golpes, la vida es eso. Para que aferrarse a algo si solo en ese camino vas a encontrar sufrimiento. A veces suceden cosas y debemos adaptarnos a los cambios nos gusten o no, sean justas o injustas y sobrevive el que mejor se adapta. El resto desaparece o se pierde por el camino. Al final es mejor ser realista, aceptar los problemas y trabajar para solucionarlos. Todo lo que se demoren las cosas en exceso te generará sufrimiento, así que tienes que pensar lo que quieres.