104-EL ORIGEN. LA RABIA Y EL UNIVERSO

MOMENTOS COMPLICADOS

Javier Sanmartín Soler

Tras unos días malos estaba lleno de rabia, ira y cólera... sentimientos que eran difíciles de gestionar ya que no estaba acostumbrado a convivir con ellos. Esta situación era nueva para mi, alteraba mi equilibrio interno y hacía que no me encontrase cómodo. Lo cierto es que algo tenía que hacer porque esa clase de tensiones estaba seguro de que no podían ser buenas y que de seguir así a la larga desembocarían en un problema mayor. No se puede presionar, amedrentar o acorralar a un animal y luego esperar que éste tenga una buena reacción por muy pacífico que sea. Así era como me sentía.

A finales de Enero estaba paseando por la noche a Lana y observé que el cielo estaba cubierto de estrellas. Era una noche cerrada, hacía frío y las estrellas se podían observar sin la menor dificultad. Había miles y mirar al cielo era todo un acontecimiento. En ese momento me percaté de que mis problemas eran insignificantes en comparación con la inmensidad que me rodeaba. ¿Cuántas personas podían estar en la misma situación en la que yo me encontraba? Seguro que había una gran cantidad repartidas por todo el planeta e incluso en situaciones más complejas que la mía. Ya era hora de reaccionar, de espabilar y de empezar a buscar las opciones que disponía para salir del problema en el que estaba metido.

“Si un hombre no puede cambiar el mundo, debería intentar cambiarse a si mismo”.

“La humanidad que buscas la tienes delante y depende de ti mismo”.

Confucio

Todo lo gris que nublaba mi mente desde hacía semanas se volvió claro y revelador. Tenía que hacer algo para redimirme de aquella decepción y volver a recuperar el control de mi vida. Tenía la sensación de que iba dando tumbos y que mi trayectoria no era la que yo deseaba. Ahora lo que necesitaba era echar mano de todo mi talento para salir airoso de esa situación ya que me encontraba en una zona inestable y peligrosa.


Aquella noche dejé de auto compadecerme. Lo que me había pasado le pasa y le pasará a mucha gente, solo era cuestión de redirigir mi vida y adaptarme a la nueva situación. En líneas generales estaba satisfecho con la persona que era, solo tenía que introducir unos sutiles cambios. Estuve varios minutos contemplando las estrellas inmerso en mis pensamientos. Ese fue el comienzo, pero aun tenía que aguantar muchas cosas, tragar saliva, apretar los dientes y confiar en que con el tiempo todo se arreglaría. El mundo no iba a dejar de girar preocupándose por nadie y menos de mi. En mi mano estaba descubrir las nuevas oportunidades que me iba a ofrecer la vida para ser feliz. Solo tenía que empezar a construir el futuro que quería tener.


Ya no iba a perder el tiempo lamentando cosas que no tenían solución. Lo que se había roto ya no lo iba a arreglar nadie. Para que perder tiempo y energía. No iba a lamentarme, ya que hay cosas que no se pueden cambiar. Cuando las heridas sanan es mejor no abrirlas ni recordarlas. Mi conciencia estaba tranquila y en mi caso nunca he tenido problemas para descansar. Eso seguirá así espero que durante muchos años ya que no tengo que luchar con fantasmas.


Pero tampoco quería ser un amargado, porque te pasen cosas malas en la vida no te da derecho a convertirte en mala gente. No tienes excusas para tratar mal a los demás. Te conviertes en malo porque es más fácil seguir ese camino que no plantar cara a los problemas. Siempre tendemos a pensar que nuestros problemas son los más importantes sin pensar en los demás. Pero al universo no le importan nuestros problemas, nosotros solo estamos de paso.

Sin embargo podemos crear nuestro propio universo en el que nosotros mismos somos lo más importante. Este microcosmos esta formado por nuestra familia y amigos. Nosotros somos los que tomamos las decisiones que nos guiarán y afectarán.